Villa cobró de forma irregular hasta 777 euros mensuales de 2001 y 2012





La querella presentada inicialmente contra José Ángel Fernández Villa por el Soma-Fitag-UGT se queda corta. El sindicato, representado por el despacho de abogados Ontier, presentó el pasado jueves un escrito y documentación en el Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo que demostraría que el sindicalista ingresó en su cuenta desde las del SOMA-UGT de forma irregular entre 478,87 y 777,78 euros al mes en el periodo que va de mayo de 2001 a diciembre de 2012. Son 70 pagos de la primera cantidad y 67 de la segunda que sumados suponen 85.632 euros, a los que habría que añadir otros 37.120 euros que cargó a la cuenta del comité intercentros a través de una tarjeta de crédito con la que pagó desde relojes Montblanc a puros Cohiba. En total son casi 123.000 euros que procedían del SOMA-UGT, organización que carece de actividad sindical desde 1994, cuando pasó a denominarse SOMA-Fia-UGT, pero que nunca llegó a desaparecer y que, según las investigaciones de la Guardia Civil, era utilizada por el que fuera secretario general del sindicato durante 34 años «como pantalla para lucrarse». Las cuentas de esta entidad se nutrían, principalmente, de los ingresos que realizaba HUNOSA correspondientes a la asistencia al comité intercentros de los miembros del SOMA-Fitag-UGT y que no llegaban al destino correcto.

Hasta ahora, el SOMA basaba su querella en la auditoría de las cuentas de los cinco años anteriores a la entrada de la nueva dirección, encargada a raíz de que aflorase la fortuna oculta del exlíder minero, cifrada en al menos 1,2 millones de euros y que regularizó ante el fisco en 2012. Sin embargo, el informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que desveló EL COMERCIO, ha hecho a los actuales responsables retrotraerse en el tiempo para descubrir que la fuga de fondos de las cuentas del SOMA-UGT a la personal de Villa «era generalizada» y se remonta, al menos, a inicios de la década pasada.

En la documentación presentada por el SOMA esta semana se refleja que mediante las transferencias periódicas, el sindicato pagó a Villa dos Mitsubishi Montero que el exsindicalista utilizaba para su uso personal. Pero además, una vez sufragados, las mensualidades continuaron. Así de los 85.632 euros, 61.412 fueron destinados a los vehículos y otros 24.220 habrían sido detraídos por Villa para sus gastos personales. Según las declaraciones en el juzgado del expresidente del Montepío de la Minería, José Antonio Postigo, fue una forma de «compensar» al exlíder sindical por su decisión de «abandonar el cargo de senador autonómico».


Además, el escrito presentado por los abogados del sindicato refleja también los cargos realizados por Villa a la cuenta del comité intercentros mediante una tarjeta Visa solicitada por SOMA-UGT. Desde 2001 a 2007 el exsindicalista pagó con ellas productos y servicios por valor de 37.120 euros, una cantidad que desagregada va desde los 1.350 euros de 2001 a los casi 13.000 de 2006.

Los gastos de Castillejo

Por otro lado, el documento también deja en mal lugar al exsecretario de la Fundación Instituto para la Formación, la Investigación, la Documentación y los Estudios Sociales (Infide), Pedro Castillejo, que defendió su gestión al frente de este organismo y aseguró que los gastos y disposiciones en efectivo que realizó estuvieron relacionadas con el ejercicio de su cargo como presidente del patronato que rige dicha entidad, ligada al SOMA y fundada por Villa, un puesto que le exigía dedicación plena.

Tras sus declaraciones, el SOMA realizó una comprobación interna de los gastos que realizó en los años anteriores a los recogidos en la auditoría externa, para comprobar «una dinámica continuada» de cargos sin justificar y de extracciones de dinero en efectivo. Así, mientras residió en Madrid como secretario de elecciones sindicales y comunicación en la Ejecutiva Federal de SOMA-Fitag-UGT se le abonaban mensualmente unos 580 euros para pagar el piso en el que residía, más una cantidad variable en concepto de gastos. Sin embargo, pese a vivir en la capital de España en los años 2004 y 2005 y prestar «una atención esporádica» a sus funciones en el Patronato de Infide, Castillejo cargó a la Fundación 5.386 euros en restaurantes y cafeterías y no justificó el uso de otros 4.000 que recibió en efectivo. En 2005, los gastos no acreditados de la tarjeta se elevaron a 5.823 y los anticipos que recibió por caja fueron 3.000. Tras regresar a Asturias, según la documentación del SOMA, las cantitades se elevaron. Así, en 2006 los pagos con su tarjeta, casi todos de carácter gastronómico, rozaron los 10.000 euros, mientras que los adelantos en efectivo supusieron 3.500 euros y, además, retiró de cajeros otros 1.400. Mientras que en 2007, los cargos directos a su tarjeta de la Fundación Infide sin justificar ascendieron a 4.078 euros y en metálico consiguió 9.209, de ellos 9.100 extraídos del cajero. Así, en esos cuatro años realizó pagos con la tarjeta por valor de 25.240 euros, extrajo del cajero 10.500 euros y consiguió de la fundación adelantos en efectivo por importe de 10.609, más de 46.000 euros para los que el SOMA no encuentra justificación.