El primero de mayo (1893)





Publicado originalmente en The Commonweal (Londres) 1, nueva serie, no. 1 (1 de mayo de 1893)

Por tercera vez el proletariado consciente de todos los países afirma por medio de una manifestación internacional, la solidaridad real entre los trabajadores, el odio a la explotación, y la voluntad, día tras día más determinada, de darle fin al sistema existente.

Los gobiernos y las clases tiemblan, y tienen buena razón. No porque en este día romperá la revolución — pues ese es un evento que puede ocurrir cualquier día del año — sino porque cuando los oprimidos comienzan a sentir el peso y la deshonra de la opresión, cuando se sienten como hermanos, cuando olvidan todos los odios históricos fomentados por las clases gobernantes, cuando se toman de las manos cruzando las fronteras y sienten la solidaridad en la lucha por una emancipación común, entonces el día de la liberación se acerca.
¿Qué importa si los hombres y los partidos ofrecen diversas razones hoy por hoy para sus fines inmediatos y en acuerdo al beneficio que esperan derivar de ellos? El hecho principal sigue siendo que los trabajadores anuncian que están todos unidos, y son unánimes en la lucha contra los dominadores. Este hecho sigue siendo, y seguirá siendo, uno de los eventos más importantes del siglo, y uno de los signos que proclaman la Gran Revolución — una revolución que dará a luz a una nueva civilización fundada sobre el bienestar de todos, y la solidaridad del trabajo: Es un hecho, cuya importancia sólo es equiparada en el presente por aquel otro anuncio proletario de la asociación internacional entre los trabajadores.

Y el movimiento es de suma relevancia por ser obra directa de las masas, y bien separada e incluso en oposición a la acción de los partidos.

Cuando los socialistas de estado en el Congreso de París de 1889, definieron el 1º de Mayo como un día de huelga internacional, fue meramente una de esas definiciones platónicas que se hacen en los congresos simplemente por declarar un principio, y que son olvidadas tan pronto como el congreso termina. Tal vez pensaron que esa decisión podría ayudar a darle importancia a su partido, y a serle útil a ciertos hombres como cabecera electoral; pues desgraciadamente estas personas parecen tener corazones que solo laten con entusiasmo por propósitos electorales. En cualquier caso, sigue siendo cierto que desde el momento en que percibieron que la idea se había abierto paso, y que las manifestaciones se volvieron imponentes y que amenazaban con llevarles por senderos revolucionarios, se esforzaron por controlar el movimiento y por despojar el significado que el instinto popular le había dado. Para probar esto, no se requiere más que recordar los esfuerzos que se han hecho por cambiar la manifestación desde el primer día de mayo al primer domingo de mayo. Puesto que no es la regla trabajar los domingo, hablar de suspensión del trabajo en ese día es simplemente una farsa y un fraude. Ya no es una huelga, ya no es un medio para afirmar la solidaridad de los trabajadores y su poder de resistir las órdenes de los empleadores. Queda como un simple fête o feriado — un poco de marcha, unos cuantos discursos, unas pocas e indiferentes resoluciones, con el aplauso de grandes o pequeñas congregaciones — ¡eso es todo! Y para matar con aún más eficacia al movimiento que sin pensarlo comenzaron, han llegado a tal punto de querer pedir al gobierno ¡que declare el 1º de Mayo feriado oficial!

La consecuencia de todas estas tácticas adormecedoras es que las masas, que en un comienzo se lanzaban al movimiento con entusiasmo, comienzan a perder su confianza en él, y están empezando a considerar el 1º de Mayo como un mero desfile anual, con la única diferencia con otros desfiles tradicionales de ser más apagado y más aburrido.

Es asunto de los revolucionarios salvar este movimiento, que podría en algún momento u otro dar ocasión a consecuencias más importantes, y que en cualquier caso es siempre un poderoso medio de propaganda al cual renunciar sería un desatino.

Entre los anarquistas y los revolucionarios hay algunos que no tienen ningún interés en el movimiento, algunos incluso lo objetan porque el primer impulso, en Europa al menos, fue dado por los socialistas parlamentaristas, que utilizaron las manifestaciones como una forma de obtener poderes públicos, las ocho horas legales, legislación internacional con respecto al trabajo, y otras reformas que sabemos que son meras carnadas, que sirven solo para engañar a la gente, y para desviarles de introducir demandas sustanciales, o bien para apaciguarles cuando amenacen al gobierno y a las clases propietarias.

Estos objetores están equivocados en nuestra opinión. Los movimientos populares comienzan como pueden; casi siempre brotan de alguna idea ya trascendida por el pensamiento contemporáneo. Es absurdo esperar que en la condición presente del proletariado la gran masa esté capacitada antes de concebir y aceptar un programa formulado por un pequeño número a quienes las circunstancias han dado medios excepcionales de desarrollo, un programa que solo puede llegar a ser conscientemente aceptado por el gran número por la acción de condiciones morales y materiales que el movimiento mismo debe suministrar. Si esperamos, para saltar a la palestra, a que el pueblo monte los colores anarquistas comunistas, correremos gran riesgo de ser eternos soñadores; veremos la corriente de la historia fluir a nuestros pies mientras contribuimos escasamente algo en la determinación de su curso, dejando mientras el campo libre a nuestros adversarios quienes son enemigos, consciente o inconscientemente, de los reales intereses del pueblo.

Nuestra bandera debemos montarla nosotros mismos, y hemos de llevarla en alto donde sea que haya personas que sufren, particularmente donde sea que haya personas que demuestran estar cansadas de sufrir, y luchan de cualquier modo, bueno o malo, contra la opresión y la explotación.

Los trabajadores que sufren, pero que poco o nada comprenden de teorías, los trabajadores que tienen hambre y frío, que ven a sus hijos languidecer y morir de inanición, que ven a sus esposas y hermanas darse a la prostitución, trabajadores que saben que ellos mismos marchan al asilo o al hospital — estos no tienen tiempo que esperar, y están naturalmente dispuestos a preferir cualquier mejora inmediata, no importa cuál — incluso una transitoria o una ilusoria, ya que la ilusión mientras perdure pasa por realidad. Sí, mejor eso que esperar por una transformación radical de la sociedad, que destruya por siempre las causas de la miseria y de las injusticias del hombre contra el hombre.

Esto es fácil de comprender y de justificar, y explica por qué los partidos constitucionales que explotan esta tendencia hablando siempre de las pretendidas reformas como “practicables” y “posibles” y de las mejorías parciales pero inmediatas, generalmente triunfan mejor que nosotros en su propaganda entre las masas.

Pero donde los trabajadores cometen un error (y es labor nuestra corregirles) es en suponer que las reformas y mejorías son más fáciles de obtener que la abolición del sistema salarial y la completa emancipación del trabajador.

En una sociedad basada en un antagonismo de intereses, donde una clase retiene toda la riqueza social y se organiza en el poder político para defender sus privilegios, la pobreza y el sometimiento de las masas desheredadas siempre tenderán a alcanzar su máximo compatible con la existencia básica del hombre y con los intereses de la clase dominante. Y esta tendencia no encuentra obstáculo alguno excepto en la resistencia de los oprimidos: la opresión y la explotación nunca se detiene hasta que se alcanza el punto en que los trabajadores se muestran decididos a no soportarlas más.

Si se obtienen pequeñas concesiones en vez de grandes, no es porque sean más fáciles de obtener, sino porque las personas se contentan con ellas.

Siempre ha sido por medio de la fuerza o del miedo que se ha obtenido algo de los opresores; siempre ha sido la fuerza o el miedo lo que ha impedido a los opresores quitar lo que han concedido.

Las ocho horas y otras reformas — sea cual sea su mérito — solo pueden obtenerse cuando los hombres se muestran resueltos a tomarlas por la fuerza, y no traerán mejora alguna a la suerte de los trabajadores a menos que éstos estén determinados a no sufrir más lo que sufren hoy.

Lo sabio entonces, e incluso lo oportuno, requiere que no malgastemos tiempo y energía en reformas sedantes, sino que luchemos por la completa emancipación de todos — una emancipación que solo puede volverse realidad mediante la puesta en común de la riqueza, y mediante la abolición de los gobiernos.

Esto es lo que los anarquistas han de explicar a las personas, pero para hacerlo deben no mantenerse distantes desdeñosamente, sino unirse a las masas y luchar junto a ellas, empujándolas mediante el razonamiento y el ejemplo.

Además, en países en que los desheredados han intentado una huelga el 1º de Mayo han olvidado las “8 horas” y lo demás, y el 1º de Mayo ha tenido todo el significado de una fecha revolucionaria, en la que los trabajadores del mundo entero cuentan sus fuerzas y se prometen ser unánimes en los días venideros de la batalla decisiva.

Por otra parte, los gobiernos se esmeran en remover toda ilusión que cualquiera pueda albergar, en cuanto a la intervención de los poderes públicos en favor de los trabajadores; pues en vez de concesiones, todo lo que se ha obtenido hasta ahora ¡han sido arrestos al por mayor, cargas de caballerías, y descargas de armas de fuego! — ¡asesinato y mutilación!

Entonces ¡QUE VIVA el 1º de Mayo!

No es, como hemos dicho, el día de la revolución, pero sigue de todos modos siendo una buena oportunidad para la propagación de nuestras ideas, y para volcar las mentes de los hombres hacia la revolución social.

Ericco Malatesta 




¿POR QUÉ QUEDARTE EN LA CAMA PUEDE MEJORAR TUS RELACIONES?



¿POR QUÉ QUEDARTE EN LA CAMA SIN HACER NADA PUEDE MEJORAR TUS RELACIONES?



I. JORNADA LABORAL DE 3 HORAS

¿Qué pasaría si nuestra jornada laboral durase 3 horas?

Seguramente, el primer pensamiento que les sobrevenga a muchos sea ¡¿y qué voy a hacer con tanto tiempo libre?!

Hasta tal punto está la cultura laboral inoculada en nuestras almas.

En 1880, Paul Lafargue publicaba El derecho a la pereza, un clásico que reedita ahora la editorial Virus.

Trabajar 3 horas y "holgazanear y gozar el resto del día y la noche" es una de las propuestas del activista y pensador marxista.

Lafargue culpa a la sobreproducción capitalista de la miseria. Una sobreproducción que es fruto a su vez de la "pasión de los obreros por el trabajo". Estos habrían aceptado así "el dogma del trabajo", una imposición capitalista que actualizada a nuestros días podría encontrar acomodo en la expresión "el trabajo es un chantaje social para la existencia".

El francés nos estaba hablando desde finales del XIX de modernas burbujas que todos conocemos, desde la de la vivienda a la del entretenimiento pasando por, sí, la del periodismo viral.



II. NO ME APETECE

¿Qué papel juega la pereza en todo esto? Ya llegamos a eso. Porque Lafargue toma la máquina del tiempo para hablar desde 1880 y sonar alto y claro en 2016: el paro tiene la culpa.

Si hubiera desempleo cero, "los obreros no tendrán ya celos entre sí, ni se pelearán por arrancarse el trabajo de las manos y el pan de la boca. Así, descansados de cuerpo y espíritu, empezarían a practicar las virtudes de la pereza".

En efecto, trabajar menos para trabajar todos sería el pasaporte a una vida mejor. Al bálsamo de la pereza. Al fin y al cabo, ¿hay alguien más perezoso que el presunto creador de todo esto? Jehová dio el ejemplo ideal de pereza: seis días de trabajo y reposo por los siglos de los siglos.

Porque si hay algo impensable hoy en cualquier fábrica, oficina o cocina de restaurante es alabar la pereza. Basta imaginarse a un trabajador llegando a su lugar de trabajo gritando ¡PREFERIRÍA ESTAR, Y QUIZÁ EN ROPA INTERIOR, EN UN LUGAR QUE YO HAYA ELEGIDO LIBREMENTE!

Más bien al revés, las frases que han hecho fortuna en torno a ese momento son un jocoso 'hay que levantar el país', un protocolario 'después de tantas vacaciones ya os echaba de menos, compañeros' o un pretendidamente vitalista '¡manos a la obra!'.

La pereza esconde una verdad que, por mágica, es también incómoda. Y aquí ya no solo hablaríamos, con permiso de Lafargue, de trabajo.

Cuando no nos apetece 100% ir a una comida familiar, o al cumpleaños de un amigo, o ducharnos, rápidamente bloqueamos la pereza.

'¡VAMOS, LEVANTA DEL SOFÁ, QUE LLEVAS TODO EL DÍA SIN HACER NADA!'. Frases como esa tienen el don de sonar en nuestros oídos sin que nadie las pronuncie. Reprimimos nuestra pereza por pura culpa anticipada.

Llevamos tatuado en el cerebro que no hay que ser perezosos, que si alguien nos pregunta '¿qué hiciste ayer?' no podemos responder 'nada que no me apeteciese hacer'.



III. UNA OFICINA EN TU CAMA

Lafargue decía que cuanto más trabajo, menos vida. Es cierto que no tenemos a mano una ouija para preguntarle cómo subsistiría hoy en día un trabajador que cambiase la alienación de su trabajo por la pasión de una vida 100% elegida.

Sin embargo, es fácil conectar su frontal crítica al trabajo con la defensa de la pereza. La censura social de la pereza y la vida de 2016, regida por los horarios laborales, a menudo extendidos más allá de lo razonable, y de lo sano, se complementan a la perfección.

El sociólogo César Rendueles nos decía hace poco que "cuando en una entrevista de trabajo te preguntan por tu vida personal es para asegurarse de que va a quedar aparcada cada mañana junto a la máquina de fichar. La cosa es aún peor en las llamadas profesiones creativas, donde se supone que vas a dejar que el trabajo colonice tu vida personal". 

Soñar cada noche con aspectos relacionados con tu trabajo o despertarte los fines de semana a la misma hora en que tu despertador suena de lunes a viernes, por no hablar del constante estímulo de notificaciones en el móvil a deshoras relacionadas con tu actividad laboral, son ejemplos de conquista fisiológica totalmente asumida.

Pero que nuestra cama sea una prolongación de nuestra oficina no suele parecer tan terrible de justificar como pasarnos 5 horas tumbados en ella, por ejemplo leyendo. Simplemente porque nos apetecía.



IV. MÁS PEREZOSOS, ¿MEJORES PERSONAS?

Basta sacar a colación el argumento de la renta básica universal en cualquier foro virtual, tratar de defender una de las estrategias que nos permitiría reevaluar nuestros intereses laborales, generando espacio para los intereses personales, permitiéndonos trabajar menos y mejor, para tener reacciones del tipo: ¡EL MUNDO SERÍA ENTONCES UNA POCILGA LLENA DE VAGOS, EGOÍSTAS E INMADUROS! 

Mmmm... ¿Y si la cultura de la no pereza, en combinación con kilométricas jornadas laborales, deficiente conciliación con la vida familiar, tenso presencialismo en centros de trabajo en la era de internet y una larga y amenazante cola de aspirantes a tu puesto de trabajo contribuye a hacernos personas más aisladas y temerosas de perder lo que para Lafargue solo era el privilegio de ser explotado?

¿En qué momento la madurez y la responsabilidad se comenzó a calibrar con la cantidad de obligaciones y cargas laborales que pesan en nuestros hombros?

¿Y si pequeñas y cotidianas renuncias "por pura pereza" contribuyesen a acumular un tiempo de calidad que dedicaríamos a nosotros mismos, pero también a nuestros familiares, amistades y compañeros?

Entonces, ¿no nos haría la despenalización moral de la pereza personas mejor preparadas para encarar relaciones afectivas y sociales?


Work: Capitalismo. Economía. Resistencia.


« ¿Y si nadie trabajara? »

El capitalismo es un montaje piramidal. El trabajo de los de abajo enriquece a los de arriba. Para permanecer estable, la economía devora recursos sin parar, colonizando nuevos continentes, fuerzas de trabajo, aspectos de la vida cotidiana y regiones de nuestra psique.

El colectivo estadounidense CrimethInc. perfila en este libro un análisis del capitalismo: qué es, cómo funciona, cómo podemos desmontarlo. Lo acompaña con un diagrama de las diferentes posiciones y dinámicas que dan forma a la economía y configuran el trabajo.



Dicen que la locura es hacer lo mismo una y otra vez.






Lugar donde van las promesas y los votos


Ante la inminente convocatoria de nuevas elecciones iniciamos nuestra nueva campaña antielectoral "dale una oportunidad a la abstención" con una viñeta del periódico Solidaridad Obrera (1932)



Villa cobró de forma irregular hasta 777 euros mensuales de 2001 y 2012





La querella presentada inicialmente contra José Ángel Fernández Villa por el Soma-Fitag-UGT se queda corta. El sindicato, representado por el despacho de abogados Ontier, presentó el pasado jueves un escrito y documentación en el Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo que demostraría que el sindicalista ingresó en su cuenta desde las del SOMA-UGT de forma irregular entre 478,87 y 777,78 euros al mes en el periodo que va de mayo de 2001 a diciembre de 2012. Son 70 pagos de la primera cantidad y 67 de la segunda que sumados suponen 85.632 euros, a los que habría que añadir otros 37.120 euros que cargó a la cuenta del comité intercentros a través de una tarjeta de crédito con la que pagó desde relojes Montblanc a puros Cohiba. En total son casi 123.000 euros que procedían del SOMA-UGT, organización que carece de actividad sindical desde 1994, cuando pasó a denominarse SOMA-Fia-UGT, pero que nunca llegó a desaparecer y que, según las investigaciones de la Guardia Civil, era utilizada por el que fuera secretario general del sindicato durante 34 años «como pantalla para lucrarse». Las cuentas de esta entidad se nutrían, principalmente, de los ingresos que realizaba HUNOSA correspondientes a la asistencia al comité intercentros de los miembros del SOMA-Fitag-UGT y que no llegaban al destino correcto.

Hasta ahora, el SOMA basaba su querella en la auditoría de las cuentas de los cinco años anteriores a la entrada de la nueva dirección, encargada a raíz de que aflorase la fortuna oculta del exlíder minero, cifrada en al menos 1,2 millones de euros y que regularizó ante el fisco en 2012. Sin embargo, el informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que desveló EL COMERCIO, ha hecho a los actuales responsables retrotraerse en el tiempo para descubrir que la fuga de fondos de las cuentas del SOMA-UGT a la personal de Villa «era generalizada» y se remonta, al menos, a inicios de la década pasada.

En la documentación presentada por el SOMA esta semana se refleja que mediante las transferencias periódicas, el sindicato pagó a Villa dos Mitsubishi Montero que el exsindicalista utilizaba para su uso personal. Pero además, una vez sufragados, las mensualidades continuaron. Así de los 85.632 euros, 61.412 fueron destinados a los vehículos y otros 24.220 habrían sido detraídos por Villa para sus gastos personales. Según las declaraciones en el juzgado del expresidente del Montepío de la Minería, José Antonio Postigo, fue una forma de «compensar» al exlíder sindical por su decisión de «abandonar el cargo de senador autonómico».


Además, el escrito presentado por los abogados del sindicato refleja también los cargos realizados por Villa a la cuenta del comité intercentros mediante una tarjeta Visa solicitada por SOMA-UGT. Desde 2001 a 2007 el exsindicalista pagó con ellas productos y servicios por valor de 37.120 euros, una cantidad que desagregada va desde los 1.350 euros de 2001 a los casi 13.000 de 2006.

Los gastos de Castillejo

Por otro lado, el documento también deja en mal lugar al exsecretario de la Fundación Instituto para la Formación, la Investigación, la Documentación y los Estudios Sociales (Infide), Pedro Castillejo, que defendió su gestión al frente de este organismo y aseguró que los gastos y disposiciones en efectivo que realizó estuvieron relacionadas con el ejercicio de su cargo como presidente del patronato que rige dicha entidad, ligada al SOMA y fundada por Villa, un puesto que le exigía dedicación plena.

Tras sus declaraciones, el SOMA realizó una comprobación interna de los gastos que realizó en los años anteriores a los recogidos en la auditoría externa, para comprobar «una dinámica continuada» de cargos sin justificar y de extracciones de dinero en efectivo. Así, mientras residió en Madrid como secretario de elecciones sindicales y comunicación en la Ejecutiva Federal de SOMA-Fitag-UGT se le abonaban mensualmente unos 580 euros para pagar el piso en el que residía, más una cantidad variable en concepto de gastos. Sin embargo, pese a vivir en la capital de España en los años 2004 y 2005 y prestar «una atención esporádica» a sus funciones en el Patronato de Infide, Castillejo cargó a la Fundación 5.386 euros en restaurantes y cafeterías y no justificó el uso de otros 4.000 que recibió en efectivo. En 2005, los gastos no acreditados de la tarjeta se elevaron a 5.823 y los anticipos que recibió por caja fueron 3.000. Tras regresar a Asturias, según la documentación del SOMA, las cantitades se elevaron. Así, en 2006 los pagos con su tarjeta, casi todos de carácter gastronómico, rozaron los 10.000 euros, mientras que los adelantos en efectivo supusieron 3.500 euros y, además, retiró de cajeros otros 1.400. Mientras que en 2007, los cargos directos a su tarjeta de la Fundación Infide sin justificar ascendieron a 4.078 euros y en metálico consiguió 9.209, de ellos 9.100 extraídos del cajero. Así, en esos cuatro años realizó pagos con la tarjeta por valor de 25.240 euros, extrajo del cajero 10.500 euros y consiguió de la fundación adelantos en efectivo por importe de 10.609, más de 46.000 euros para los que el SOMA no encuentra justificación.



La Realidad Oculta Del Trabajo Esclavo En Prisión




Las personas presas no se ven privadas tan solo de su libertad, sino también de derechos laborales básicos y de una cobertura sindical adecuada. Son los más explotados dentro de los trabajadores, acercándose en lo que se refiere en algunas de sus condiciones a países empobrecidos.A pesar de la legislación, en la actualidad el salario de los más de 12.000 trabajadores que existen dentro de prisión en España (el 40% de los que pueden trabajar) rara vez supera el 30% del SMI, llegando a cobrar menos de 1euro/hora. Además, se da la circunstancia con frecuencia de que una misma actividad, en algunos casos es retribuida y en otros no, algo para la asociación a todas luces “inadmisible”. La realización de horas extraordinarias no remuneradas, falta de descanso y vacaciones y la discriminación laboral ejercida contra las mujeres por parte de la administración, son otras cuestiones preocupantes.

La exposición de tal situación corre a cargo de Valentín Aguilar (abogado) y Fco. Javier Hervás (ex-preso y trabajador dentro de prisión)


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No veas este vídeo si vas a votar hoy : #WHYDEMOCRACY




Cómo Hackear una Elección



Andrés Sepúlveda afirma haber alterado campañas electorales durante ocho años dentro de Latinoamérica.

Justo antes de la medianoche Enrique Peña Nieto anunció su victoria como el nuevo presidente electo de México. Peña Nieto era abogado y millonario, proveniente de una familia de alcaldes y gobernadores. Su esposa era actriz de telenovelas. Lucía radiante mientras era cubierto de confeti rojo, verde y blanco en la sede central del Partido Revolucionario Institucional, o PRI, el cual había gobernado por más de 70 años antes de ser destronado en el 2000. Al devolver el poder al PRI en aquella noche de julio de 2012 Peña Nieto prometió disminuir la violencia ligada al narcotráfico, luchar contra la corrupción y dar inicio a una era más transparente en la política mexicana.

A dos mil millas de distancia (3.200 kilómetros), en un departamento en el lujoso barrio de Chicó Navarra en Bogotá, Andrés Sepúlveda estaba sentado frente a seis pantallas de computadores. Sepúlveda es colombiano, de constitución robusta, con cabeza rapada, perilla y un tatuaje de un código QR con una clave de cifrado en la parte de atrás de su cabeza. En su nuca están escritas las palabras “</head>” y “<body>”, una encima de la otra, en una oscura alusión a la codificación. Sepúlveda observaba una transmisión en directo de la celebración de la victoria de Peña Nieto, a la espera de un comunicado oficial sobre los resultados.




Cuando Peña Nieto ganó Sepúlveda comenzó a destruir evidencia. Perforó agujeros en memorias USB, discos duros y teléfonos móviles, calcinó sus circuitos en un microondas y luego los hizo pedazos con un martillo. Trituró documentos y los tiró por el excusado, junto con borrar servidores alquilados de forma anónima en Rusia y Ucrania mediante el uso de Bitcoins. Desbarataba la historia secreta de una de las campañas más sucias de Latinoamérica en los últimos años.

Sepúlveda, de 31 años, dice haber viajado durante ocho años a través del continente manipulando las principales campañas políticas. Con un presupuesto de US$600.000, el trabajo realizado para la campaña de Peña Nieto fue por lejos el más complejo. Encabezó un equipo de seis hackers que robaron estrategias de campaña, manipularon redes sociales para crear falsos sentimientos de entusiasmo y escarnio e instaló spyware en sedes de campaña de la oposición, todo con el fin de ayudar a Peña Nieto, candidato de centro derecha, a obtener una victoria. En aquella noche de julio, destapó botella tras botella de cerveza Colón Negra a modo de celebración. Como de costumbre en una noche de elecciones, estaba solo.