No os molestéis en votar...




Ella te contará sobre Amancio Ortega e Inditex


Ella te contará lo que la prensa española se niega a investigar sobre Amancio Ortega e Inditex

Adquirir una prenda de ropa de las marcas del grupo Inditex que se haya confeccionado en Marruecos supone refrendar un sistema de producción en el que las trabajadoras acumulan hasta 65 horas a la semana detrás de una máquina para cobrar un salario de 178,72 euros mensuales, condiciones laborales que las mantienen “viviendo en situación de pobreza” mientras el fundador del imperio textil, Amancio Ortega, se consolida como la mayor fortuna del planeta.



La multinacional española feudo de Amancio Ortega, quien ostenta la tercera mayor fortuna en el mundo, propietaria de las marcas Zara, Zara Home, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Kiddy’s Class, Uterqüe o Stradivarius, entre otras, ha recibido numerosas denuncias en países como Marruecos, Portugal, Argentina o Brasil, tras descubrirse talleres clandestinos donde vivían niños menores de edad que eran explotados en condiciones infrahumanas, realizando jornadas que excedían las doce horas según informa tres24.

Estos hechos, que se vienen sucediendo con escaso impacto mediático por parte de los grandes grupos informativos en el mundo (¿complicidad, tal vez?) desde los inicios de la Compañía, siguen repitiéndose a pesar de que el código de conducta de la Empresa prohíbe terminantemente la esclavitud, tanto de manera interna como en las subcontratas. Estas últimas son frecuentes víctimas de la justificación de sus prácticas; Inditex alega que los cientos de talleres clandestinos repartidos por el mundo que han sido y son investigados por albergar a niños y familias enteras que trabajan en condiciones de esclavitud confeccionando prendas y calzado para Inditex son ajenos a su conocimiento y su gestión corporativa.

La prensa nacional se niega a investigar que ha detrás del rentable y sucio negocio de la explotación de millones de trabajadores. Sin embargo, el periódico noruego Aftenposten creó un “reality” donde 3 jóvenes fueran a Camboya para ver cómo se produce la ropa que se ponen a diario. En su apartado de video lanzó varios capítulos bajo el nombre Sweat Shop (ya disponible en español). En ella, se muestra a tres jóvenes noruegos que estuvieron en este país asiático, viviendo durante un mes en las mismas condiciones de vida y trabajo que las trabajadoras textiles. El resultado cambió sus vidas

Más allá del objetivo de esta serie: ver a estos jóvenes enamorados de la moda llorando por todo lo que ven, es una oportunidad excepcional para mostrar las denunciables condiciones de trabajo que se vive en Camboya. Las largas jornadas de trabajo y un salario muy por debajo del nivel de vida ocasiona que más de 1.000 trabajadoras ya hayan perdido incluso el conocimiento mientras trabajaban en estas fábricas. Y eso sólo en lo que llevamos de 2014. Aunque recordemos que no es la única bajo sospecha, en este mismo blog contamos hace poco otro caso de explotación en Primark.

El ‘low cost’ de Primark tiene una doble cara. El convenio colectivo para las dependientas establece un salario base de 15.247 euros al año para los trabajadores a tiempo completo, que se reparte en 12 pagas mensuales y tres extras. Y mucho más: un informe elaborado por el prestigioso Centre for Research on Multinational Corporations, organización independiente holandesa sin ánimo de lucro  y el India Committee of the Netherlands, una ONG del mismo país impulsora de la campaña Clean Clothes (Ropas Limpias) contra la explotación vinculada al comercio textil, nos advierte de las prácticas “esclavistas” de algunos de los gigantes mundiales de la moda. Entre otras marcas, citan a Tommy Hilfiger, Timberland, H&M, Marks&Spencer, Diesel, Gap, C&A, El Corte Inglés, Cortefiel, Inditex( propietaria entre otras de las tiendas Zara).


http://muhimu.es/economia/slowfashion/

CCOO y UGT se reparten 1,1 millones de euros anuales


CCOO y UGT se reparten 1,1 millones de euros anuales del arbitraje laboral

Los sindicatos CCOO y UGT reciben cada año 1,1 millones de euros de dinero público destinado a la resolución de conflictos extrajudiciales en el ámbito laboral. Junto con la patronal integran una fundación que duplica las funciones del Ministerio de Empleo y que sólo logra cerrar con éxito el 26% de los procesos iniciados.

Los dos principales sindicatos de España, CCOO y UGT, reciben cada año 1,1 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para gestionar los procesos de mediación y arbitraje en el ámbito laboral español. Junto con CEOE y Cepyme dirigen la Fundación SIMA, organización que se encarga de resolver los conflictos extrajudiciales con bastante poco éxito, ya que sólo una cuarta parte de los procesos acaban en acuerdo entre las partes.

Según han denunciado fuentes sindicales a Okdiario, esta fundación es en realidad “una herramienta de enjuague a través de la cual CCOO y UGT pactan bajo cuerda con las organizaciones empresariales acuerdos que en muchas ocasiones van en contra de los intereses de los trabajadores”. Por eso la mayoría de los procesos acaban en los juzgados tras la negativa de los afectados a aceptar la resolución.



El SIMA actúa cuando existen conflictos colectivos en el ámbito laboral que afecten a más de una comunidad autónoma. En ese caso, empresarios y trabajadores están obligados a acudir a esta fundación para resolver el problema antes de acudir a la vía judicial. La única forma de no atarse a este organismo es fijar en el convenio colectivo correspondiente, de forma expresa, que no se está dispuesto a someterse a los dictados del SIMA.

Las fuentes consultadas denuncian que “se trata de un sistema cerrado en la que no se puede elegir, ya que los mediadores y árbitros son designados por los sindicatos CCOO y UGT”, sin dejar margen a la entrada de profesionales que no estén dentro del organismo. “De esta forma se garantizan el trabajo y, además, les permite llegar a acuerdos de forma privada sin la presión de los medios de comunicación. Ante la opinión pública se enfrentan pero luego pactan con la excusa de la mediación”.

Además, el organismo duplica las funciones del Ministerio de Empleo, ya que esta labor de acercamiento de las partes para lograr un acuerdo antes de iniciar un proceso judicial “puede realizarse perfectamente desde la Inspección de Trabajo, ahorrando a los contribuyentes el coste de la fundación y limitando el poder de CCOO y UGT en el ámbito de la mediación y el arbitraje”.
En lo que va de año el SIMA ha gestionado 319 mediaciones y ningún arbitraje. Los conflictos solucionados suponen el 26% del total, mientras que el 63% concluye con “total desacuerdo”, según los datos de la fundación. El 4% se archiva y el 7% restante se considera “intentados sin efecto”. Casi una tercera parte de los expedientes tienen que ver con incumplimientos salariales.

Por sectores, las compañías dedicadas a la atención telefónica (call centers) son las que más expedientes proporcionan al SIMA, seguidas de las entidades financieras, las empresas metalúrgicas, las consultoras dedicadas a los estudios de mercado y las aerolíneas.



Hipsters vs Chavs?


Talking social class in the city

In the post-industrial city, a variety of new class identities are emerging. But are they galvanizing class struggle or only fragmenting it further?




Sánchez aprobó la mayor emisión de preferentes


Pedro Sánchez salió ayer el paso de la información publicado por este diario sobre su pertenencia a la Asamblea General de Caja Madrid entre 2004 y 2009

Pedro Sánchez salió ayer al paso de la información publicada por este diario sobre su pertenencia a la Asamblea General de Caja Madrid entre 2004 y 2009 negando cualquier responsabilidad personal sobre la política de la entidad bajo el mandato de su expresidente, Miguel Blesa. Como consejero general de la entidad, sin embargo, contribuyó con su voto a que la Asamblea diera luz verde a la emisión de preferentes en 2007, 2008 y, especialmente, en 2009, el año en el que Blesa llevó a cabo la mayor emisión de preferentes lanzada hasta la fecha por la banca española (3.000 millones de euros).



seguir leyendo:  http://www.elconfidencial.com/espana/2014-07-11/sanchez-participo-en-la-asamblea-de-la-caja-que-autorizo-la-mayor-emision-de-preferentes_160324/


La Caixa paga un sueldazo de 246.000€ a la portavoz de CCOO en Cataluña




La Caixa paga un sueldazo de 246.000€  a la portavoz de CCOO en Cataluña Maria Dolors Llobet María e Isidre Fainé.

María Dolors Llobet María acumula cargos tanto en el sindicato CCOO como en La Caixa. La histórica dirigente sindical es, además, banquera.

La portavoz de CCOO en Cataluña, María Dolors Llobet María, forma parte del Consejo de Administración de CaixaBank y de dos de sus filiales. Por esos tres cargos cobró 246.000 euros el año pasado. En 2013 había cobrado 208.00 euros. Casi medio millón en dos años. La sindicalista banquera compagina su actividad de consejera con la de representante de CCOO en esa misma entidad.

Llobet María es, según datos recogidos en la propia web de CaixaBank, miembro de la Comisión Ejecutiva, secretaria de Comunicación y Redes Sociales y portavoz de CCOO de Cataluña. A esto suma su condición de miembro del Consejo Nacional de Comisiones Obreras de Cataluña (CONC) desde el año 2000 y del Consejo Confederal de CCOO de España desde 2004. En 2012 se incorporó al Comité de Dirección Confederal del sindicato.

Tras la reforma normativa de 2012 la caja catalana tiene una nueva estructura. La Fundación La Caixa (encargada de la obra social) posee un holding financiero, Criteria, del cual depende Caixa Bank. Hasta 2012 había cobrado 75.000 euros como consejera, pero después continuó en el puesto.
En la actualidad forma parte del Consejo de CaixaBank en representación de Saba Infraestructuras, y tiene una retribución muy superior a la de entonces. Según los datos oficiales de la entidad, cobró 108.000 euros anuales tanto en 2013 como en 2014.

María Dolors Llobet María además es consejera de dos sociedades participadas por la entidad, Nuevo MicroBank y Vida Caixa S.A. de Seguros y Reaseguros. Por sentarse en dichos consejos cobró el año pasado 138.000 euros. Esto supone un aumento de 38.000 euros con respecto al año anterior, cuando fue retribuida por esas funciones con 100.000 euros.

Otro cargo que ocupa, si bien este no tiene remuneración, es el de miembro del Consejo Asesor de Contenidos y de Programación de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales.
Llobet María fue incapaz de mantener la hegemonía de CCOO en La Caixa tras las elecciones sindicales celebradas en noviembre del año pasado. Por primera vez desde 1990, Comisiones Obreras no fue la organización más votada, al ser superada por el Sindicato de Empleados de la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona (SECPB). El SECPB logró 311 delegados, frente a los 295 que conseguidos por la central de Llobet María.

No es el único caso. Josep Francesc Zaragozà Alba, también de COOO, fue otro sindicalista que supo colocarse en la nueva estructura de la entidad tras su reestructuración.  Desde la misma creación de lo que hoy es Criteria Caixaholding, ocupa un  cargo su Consejo de Administración, donde es vocal. Lo mismo ocurre con Justo Bienvenido Novella Martínez, del Sindicato de Empleados de Cajas (SEC). Los mismos que pregonan contra el capitalismo y denuncian la “dictadura del mercado” trabajan luego en entidades financieras. Una cosa es predicar y otra dar trigo.

Ciudadanismo e integración o enfrentamiento y revolución





Vote por el cambio




¿Por qué "no votan" los anarquistas?


Nos hacen esta pregunta una vez más. Cada convocatoria electoral, y principalmente desde "las izquierdas", poniéndose la venda antes de hacerse la herida, culpan al abstencionismo de la hegemonía de la derecha en la farsa electoral.

Es una pregunta que no tiene una respuesta simple. En primer lugar y frente a lo que a algunos, y no precisamente anarquistas, les gustaría, el anarquismo no es un dogma, nunca se planteó que tenía la verdad revelada en sus manos, en consecuencia ha operado siempre, a la vez que en lo social y lo cotidiano, en una labor de crítica y reflexión permanente. El preguntar por qué no votamos es equivalente a preguntar ¿cómo concibe el anarquismo la intervención política? ¿Considera el anarquismo que hay un nivel político en el que se debe actuar? ¿Las elecciones no son parte sustancial de toda práctica política? ¿Ningún anarquista vota nunca?

Entendemos que, mientras el pueblo alimente, mantenga y enriquezca a los grupos privilegiados de la población mediante su trabajo, incapacitado para el auto-gobierno por verse forzado a trabajar para otros y no para sí, estará invariablemente regido y dominado por las clases explotadoras. Esto no puede remediarlo ni siquiera la constitución más democrática, porque el hecho económico es más fuerte que los derechos políticos, que carecen de significado sin igualdad económica.

Hablar de elecciones es aludir sólo a una parte de una estructura de poder que es bastante más amplia. En la actualidad, cuando el aparato ideológico del sistema (administraciones, poder judicial, medios de comunicación…) hace la guerra abierta a lo solidario, a todo lo que pueda generar culturas de cooperación y apoyo mutuo, al tiempo que alimenta la fragmentación, la atomización, el que cada cual vaya a lo suyo, no resulta sencillo plantear algunas cosas.

Dentro de las reflexiones -que ya muchos se hacen- está el papel que juegan las elecciones en un sistema como el presente: ¿Tiene esto algo que ver con una democracia auténtica? Consideramos que es cuando menos ingenuo, pretender poner patas arriba los mecanismos del sistema, empleando para ello sus herramientas de legitimación (elecciones): todo el juego electoral cumple fines tendentes a la legitimación del sistema.

Mientras el sufragio universal se ejerza en una sociedad donde la mayoría de la población está económicamente dominada por una minoría que controla de modo exclusivo y excluyente la propiedad y el capital; por libre que pueda parecer el pueblo desde el punto de vista político (libertad política que, muchos ya lo han comprobado, se reduce a poder elegir la papeleta que metes en el sobre, ojito con ir más allá), esas elecciones sólo pueden ser ilusorias y antidemocráticas en sus resultados, que invariablemente se revelan absolutamente opuestos a las necesidades y a la verdadera voluntad de la población.

Bajo el capitalismo, la burguesía está mejor equipada que los trabajadores para hacer uso de la democracia parlamentaria. Es cierto que las clases dominantes saben mejor que el pueblo lo que quieren y lo que deben tener: el propósito que persiguen no es nuevo ni inmensamente vasto en sus fines, como acontece con el nuestro. Al contrario, es un propósito conocido y completamente determinado: la preservación de su dominio político y económico.

La falsedad del sistema representativo descansa sobre la ficción de que el Gobierno o y las Cortes o Parlamento surgidos de elecciones deben representar la voluntad del pueblo, o al menos de que pueden hacerlo. El pueblo quiere instintiva y necesariamente dos cosas: la mayor prosperidad material posible dadas las circunstancias, y la mayor libertad para sus vidas, libertad de movimiento y libertad de acción.

¿Cómo puede el pueblo controlar los actos políticos de sus representantes? ¿No es evidente que el control ejercido en apariencia por los electores sobre sus representantes es, en realidad, una pura ficción?

Abismo entre quienes gobiernan y quienes son gobernados: las finalidades de quienes gobiernan —de quienes elaboran las leyes del país y ejercitan el poder ejecutivo— se oponen diametralmente a las aspiraciones populares debido a la posición excepcional de los gobernantes y de la clase política en general: sean cuales fueren sus sentimientos e intenciones democráticas, sólo pueden considerar esta sociedad desde la elevada posición en la cual se encuentran. La posesión del poder induce a un cambio de perspectiva. Tal ha sido la eterna historia del poder político desde el momento mismo de establecerse en este mundo. Esto explica también por qué y cómo hombres demócratas y rebeldes de la variedad más roja, se hicieron extremadamente conservadores cuando llegaron al poder. Por lo general, estos retrocesos suelen atribuirse a la traición. Pero es una idea errónea; en su caso, la causa dominante es el cambio de posición y perspectiva.

Puesto que el Estado político no tiene otra misión que la de proteger la explotación del trabajo por parte de las clases económicamente privilegiadas, el poder de los Estados sólo está destinado a oponerse a la libertad del pueblo. Quien dice Estado dice dominación, y toda dominación supone la existencia de masas dominadas. Por consiguiente, el Estado no puede tener confianza en la acción espontánea y en el movimiento libre de las masas, cuyos intereses más queridos militan contra su existencia. Es su enemigo natural, su invariable opresor, y aunque tiene buen cuidado de no confesarlo abiertamente, tiende a actuar siempre en esta dirección. Por democrático que pueda ser en su forma, ningún Estado puede proporcionar al pueblo lo que necesita, es decir, la libre organización de sus propios intereses de abajo arriba, sin interferencia, tutela o violencia de los estratos superiores. Porque todo Estado, hasta el más republicano y democrático es esencialmente una máquina para gobernar a las masas desde arriba, a través de una minoría privilegiada, que supuestamente conoce los verdaderos intereses del pueblo mejor que el propio pueblo.

De este modo, incapaces de satisfacer las exigencias del pueblo o de suprimir la pasión popular, las clases poseedoras y gobernantes sólo tienen un medio a su disposición: la violencia estatal, en una palabra, el Estado, porque el Estado implica violencia, un gobierno basado sobre una violencia disfrazada o, en caso necesario, abierta y sin ceremonias.

La producción capitalista y la especulación financiera se llevan muy bien con la llamada democracia representativa; porque esta forma moderna del Estado, basada sobre una supuesta voluntad y soberanía popular, supuestamente expresada por los representantes en los parlamentos, unifica en sí las dos condiciones necesarias para la prosperidad de la economía capitalista: sometimiento efectivo del pueblo a la minoría que teóricamente le representa e identificación con los valores “sociales”.

Los anarquistas hemos votado en muchos lugares e instancias: sindicatos, cooperativas, centros sociales y populares, asambleas. El problema no es el voto ni la democracia. La cuestión es a qué mecanismo pertenece tal voto y de qué democracia hablamos.

En estas circunstancias, cuando la agresión ideológica del sistema es alta, cuando los medios de comunicación son la única fábrica de opinión, cuando coordinarse y movilizarse se criminaliza y reprime, cuando la miseria de las poblaciones crece… hay una búsqueda -en la que está mucha gente- de herramientas que permitan la lucha. En esa búsqueda queremos estar. No es tanto el votar o no votar, sino qué hacemos entre convocatoria y convocatoria electoral y en qué condiciones nos “enfrentamos” a las mismas.

Encontrado en: http://www.portaloaca.com/pensamiento-libertario/textos-sobre-anarquismo/10977-por-que-no-votan-los-anarquistas.html

Extraído de: http://www.apoyo-mutuo.org/por-que-no-votan-los-anarquistas/


"La copa no es para la grada, no sé si me explico" C. Tangana

El trabajo (William Burroughs)




Dejamos el enlace a un programa de radio monográfico sobre el libro 
El Trabajo de William Burroughs. 


Escuchar: aquí

La experiencia organizativa de Angry Workers of the World


Pues bien, Greenford es donde hemos estado trabajando algunos de nosotros desde enero de este año (2014), y tratando de organizarnos en algunos de los muchos almacenes que ocupan el terreno que hay entre la A40 y la M4, a unos 24 kilómetros de Heathrow y que forma parte del corredor oeste de Londres, un área fuertemente industrializada que abastece a Londres y mantiene sus estantes llenos. Park Royal ocupa 700 hectáreas y emplea a 40.000 personas, la mayor parte en la producción, almacenamiento, distribución, logística y call centers. Park Royal es una de las regiones más industrializadas de Europa, situada en la zona 4 de la Línea Picadilly. Los alrededores son una mezcla de viviendas de los años 50 y núcleos industriales y almacenes. Sin embargo, toda esta zona parece abandonada a su suerte, a pesar de que el 60% de la comida que se consume en Londres pasa por los almacenes de este sector oeste.

Solemos pensar que la comida que comemos se produce muy lejos, que las grandes concentraciones de trabajadores son cosa del pasado, que la “nueva economía” es la reina y señora mientras nosotros nos pasamos el día tecleando frente a la pantalla, sintiéndonos super-alienados. “¿Dónde está la clase obrera?”, nos decimos. Pero si sólo nos centramos en este aspecto de la economía, pasaremos por alto el hecho de que están surgiendo nuevas concentraciones de fuerza de trabajo, prácticamente ante nuestras narices. Se está desplegando todo un proceso de recomposición, y si nos tiramos 45 minutos delante de la tele, podremos ver cuáles son los efectos de los nuevos patrones de migración y cómo se está organizando el capital, a sí mismo y a nosotros, mediante este trabajo mal pagado que se extiende masivamente y es el modelo estándar de nuestras condiciones laborales bajo la austeridad económica.

Entre 2008 y 2013, el número de empleados en almacenes y actividades auxiliares del transporte pasó de 256.000 a 315.000 trabajadores en Gran Bretaña. Esto refleja una tendencia similar, aunque por ahora a menor escala, a lo que está ocurriendo en los Estados Unidos, donde masas enteras de trabajadores están siendo contratadas y empleadas en enormes complejos de almacenes, como Inland Empire, en California. Pensamos que esta concentración de trabajadores, buena parte de los cuales viven y trabajan en el mismo lugar, ofrece buenas oportunidades para la organización, que suele ser más difícil cuando la fuerza de trabajo está más dispersa. Podríamos afiliarnos a algún sindicato, pero sabemos que la fuerza de trabajo con contratos de “cero horas” y que cobra el salario mínimo poco puede esperar de los sindicatos. Entre el aeropuerto de Heathrow, como puerta de entrada de las importaciones, y los grandes almacenes y tiendas del casco urbano, hay una cadena de plantas de procesamiento, empaquetado y distribución, todas interdependientes. Trabajando aquí, uno se puede hacer una idea de cómo se está organizando el capital ante los ajustados márgenes de beneficio, de la falta de firmeza del terreno que pisa, de dónde están sus puntos débiles y dónde se puede comenzar a desarrollar una contraofensiva colectiva.

La gente está ya harta. Si estalla algún conflicto aquí, puede influir a muchos. Hace poco estalló uno en el centro de distribución de Argos, por ejemplo, donde trabajan en circunstancias parecidas a las nuestras. Pero fue bastante difícil conseguir información sobre lo que estaba sucediendo realmente allí y establecer contacto con aquellos trabajadores. Y lo que nosotros buscamos precisamente es entablar contacto con este tipo de trabajadores, así que si puedes ayudarnos, ya tengas información sobre algún conflicto en algún almacén o trabajes en uno, por favor, escríbenos.

¡No somos robots! 

Trabajamos en dos de los almacenes más grandes que hay por aquí, en centros de distribución que suministran comida a dos grandes cadenas de supermercado y a una compañía de cosméticos de moda. En total, somos 700 trabajadores. Nosotros atendemos sobre todo órdenes de pedido, colocando el producto correcto en el lugar adecuado para la empresa que lo solicita[1]. Todos trabajamos para la misma empresa temporal, en la misma compañía logística, pero para diferentes clientes y en dos lugares distintos.

Las modernas estrategias del capital aparecen por todas partes, a veces claramente, otras de manera caótica: desde el escáner que te atas al brazo y a los dedos, que registra y graba cada movimiento que haces, hasta las cuentas garabateadas en las cajas de cartón. La introducción de la nueva tecnología es, obviamente, una nueva forma de controlarnos. Pero eso no nos convierte en robots. La gente se las apaña para engañar al ordenador. Memorizan códigos y se escaquean a los vestuarios durante media hora sin ser vistos. Entre esta abigarrada mezcla de nacionalidades y experiencias, mientras cargamos aún charlamos entre nosotros sobre lo que nos trajo aquí, sobre la vida al regresar a casa, la mierda que tragamos aquí, los rumores de que han despedido a alguien, o de que el jefe ha llamado a uno para echarle la bronca, de que todo nos importa un carajo, de cómo escapar al ojo avizor del capataz, de que deberíamos trabajar más lentamente o de que estamos buscando otro trabajo que esté (esperemos) mejor pagado.

Divide y vencerás 

Por supuesto, hay divisiones entre nosotros con las que debe lidiar cualquier intento serio de organización. La primera, y probablemente la más importante, es la división entre trabajadores fijos y eventuales. Aunque que la mano de obra eventual no suele estar sindicada, sí que hay sindicatos operando en los almacenes de mayor tamaño, defendiendo sólo los intereses de los trabajadores fijos. Sin embargo hay poca afiliación sindical incluso entre los empleados permanentes, pues todos piensan que no hay mucho que se pueda hacer, al menos en lo que respecta a las cuestiones importantes: salarios, turnos y pick-rate (ritmo al que tenemos que trabajar). Pagar la cuota mensual no parece que merezca la pena para la mayor parte de los trabajadores. Los sindicatos no hacen mucho para atajar la división entre los trabajadores fijos y eventuales, que hacen el mismo trabajo pero reciben diferente retribución: en un almacén, los trabajadores fijos cobran en torno a 9 libras/hora por el mismo trabajo por el que un eventual cobra el salario mínimo. En otro lugar, los nuevos trabajadores fijos tienen el mismo salario que los temporales; su única ventaja son los turnos garantizados. Los antiguos trabajadores fijos con mejores contratos ganan 9 libras, por lo que cunde el descontento entre los nuevos fijos. Esta flagrante erosión de los salarios y las condiciones de trabajo en tan poco tiempo es peligrosa para la gerencia: se ven obligados a hacer profundos recortes que encabronan a la plantilla y generan resentimiento contra la compañía. Y aún confían en que esos mismos trabajadores cooperen y trabajen más deprisa, aumentando así los beneficios.

La segunda división más importante es la que se deriva de la nacionalidad. La fuerza de trabajo es mayoritariamente polaca, aunque también hay importante presencia de otros trabajadores del este de Europa, sobre todo de Rumanía y Bulgaria, y del sur de Europa  (portugueses, italianos). Hay también muchos trabajadores africanos y del sur de Asia. El alto desempleo en sus países de origen ha originado una migración a gran escala, normalmente gente joven que termina en un trabajo de mierda que no les permite volver a casa en condiciones. El estrés del trabajo, combinado con el desconocimiento del idioma, suele derivar en que los trabajadores permanecen en sus respectivos grupos de nacionalidad/lengua; esto afecta sobre todo a la “comunidad polaca”, que suele ser mayoritaria en los centros de trabajo (el polaco suele ser el idioma más hablado). Cuentan con la ayuda material de otros polacos que ya están aquí, por ejemplo, para encontrar un lugar donde vivir (como normalmente es inasumible buscarlo mediante una agencia, muchas personas terminan viviendo hacinadas y sin contrato), un trabajo, gestionar los trámites burocráticos u otras cosas como conseguir subsidios o el número de la seguridad social. Pero esto también significa que les resulta relativamente cómodo trabajar y vivir sin saber mucho inglés, conviviendo sólo con otros polacos. Y esto es algo que el capital explota cuando se trata de profundizar la división entre los trabajadores.

En la zona también habitan muchos viejos inmigrantes indios, más acomodados y que forman parte de la pequeña burguesía, a menudo ocupando puestos intermedios de dirección, caseros y tenderos. Muchas mujeres polacas sufren las estupideces de los indios más viejos, que piensan que son prostitutas. Esto sienta las bases materiales para que entre los polacos recién llegados que no están acostumbrados a esta “diversidad” surja la sospecha y el racismo contra los indios, a los que llaman chapattas.

Si bien en gran medida todos estos prejuicios se derrumban cuando estamos trabajando juntos (muchos indios recién llegados trabajan en esta misma mierda), aún se conserva un instinto de “apego por los tuyos” y de natural confianza en aquellos que hablan el mismo idioma, aunque sean los jefes. La gerencia conoce esta situación, por eso ascienden deliberadamente a indios y polacos, para que este clientelismo se reproduzca también en los almacenes.

Lo más aterrador de todo esto es que sólo el UKIP[2] habla de la competencia y desconfianza hacia los extranjeros que se manifiesta en los centros de producción. La izquierda tradicional proclama las maravillas del multiculturalismo, lo que resulta irrelevante en un contexto en el que la división entre los diversos sectores de los trabajadores migrantes puede afectar a su capacidad para hacer causa común contra sus verdaderos enemigos. Los polacos de Greenford suelen compartir piso y habitación, lo cual, al reducir el monto del alquiler (que suele ser abusivo), les permite aceptar salarios más bajos que los trabajadores británicos. Bastantes de los polacos que conocemos piensan que volverán a su país dentro de poco (aunque esto no sea sino una ilusión); y por eso hacen turnos de 16 horas, pensando que será sólo durante un corto periodo de tiempo. Esto hace más fácil que los turnos de 12 horas se conviertan en la norma para el resto. Los inmigrantes indios que han llegado hace poco sí que tienen un mejor dominio de inglés debido a su historia colonial, lo que es una gran ventaja a la hora de medrar en el puesto de trabajo, aunque hayan trabajado menos tiempo. Esto puede causar resentimiento. Y ocurre lo contrario allí donde predomina la fuerza de trabajo polaca: “¿Por qué los hacen fijos si apenas saben inglés? No es justo”, etc. Por ende, vemos que la retórica anti-inmigración del gobierno es una forma de agravar la división entre los grupos de migrantes recién llegados, sobre todo en aquellos centros de trabajo copados por trabajadores no británicos. Tenemos que hacer frente a la realidad de estas diferencias en términos de esfuerzos organizativos. No podemos simplemente olvidarlas y llamar a una unidad voluntarista.

El gran exprimidor

El trabajo es repetitivo, profundamente aburrido, los niveles de estrés aumentan conforme los capataces nos aprietan, pues saben que a la mínima oportunidad nos escaqueamos. Por eso siempre están pensando en la forma de presionarnos: ¿cómo exprimir al máximo una fuerza de trabajo que cobra una mierda y puede cambiar de trabajo en cualquier momento? Mantener a la gente trabajando duro requiere de todo su esfuerzo: desde darte todos los días el parte de tu pick-rate, hasta quitarte horas de trabajo si no alcanzas el objetivo; llamarte a evaluaciones disciplinarias, mostrarte tablas de productividad a diario para compararte con otros, amenazas cotidianas de despido al iniciar el turno si no trabajas más rápido o no sigues las reglas; horas y horas siendo acosado por los capataces, diciendo a la gente que deje de hablar y trabaje, que se concentre, contratación de nuevos empleados para sustituir a los más lentos, controles arbitrarios de drogas y alcohol, etc.

Un método que emplean para “motivarnos” es el de ponernos delante esa zanahoria del “contrato fijo”. Si tenemos un buen pick-rate, simplemente cumplimos. Si nos herniamos (lo que a veces ocurre) doblando turno porque les da la gana y nos hacemos cargo de su mierda, “a lo mejor” nos hacen fijos. Pero eso casi nunca sucede. La empresas de trabajo temporal hacen lo mismo: ellos deciden quién trabaja y quién no; a veces te quitan días de trabajo como castigo por haber llamado la semana pasada diciendo que te estabas enfermo.

A qué nos enfrentamos 

Recientemente, hubo un conflicto que surgió a raíz de un plan para reducir el pago de horas extra a los trabajadores temporales en un almacén. Cosa rara, estos trabajadores ganaban 9 libras por hora extraordinaria. Un día, la dirección les hizo firmar una hoja para escamotearles ese “bonus”. Algunos rehusaron firmar. La mano de obra, en su mayor parte masculina y polaca, hacia especial uso de las horas extra, trabajando como perros en turnos de 12-16 horas para ahorrar un poco. Una considerable minoría se negó a firmar y empezó una huelga de horas extra.

Nosotros distribuimos un panfleto el día después de que la dirección intentara esta maniobra, lo que despertó unos cuantos debates dentro del almacén. La dirección vio en todo ello un esfuerzo colectivo y pospuso la aplicación de la medida durante cuatro semanas. Luego, distribuimos otro panfleto el día en el que se iba a introducir la medida, explicando cómo veíamos la situación. La gerencia ya se había encargado de socavar la huelga pidiendo a los indefinidos que hicieran horas extra. También contrataron personal de una empresa de trabajo temporal distinta. Así, introdujeron el recorte sin armar mucho alboroto y los esfuerzos colectivos se esfumaron. Hubo un intento de organizar una reunión fuera del trabajo, pero se dieron los problemas habituales: muchos no aparecieron, algunos de los que lo hicieron estaban borrachos, otros querían una huelga salvaje sin atender a las consecuencias porque querían dejar el trabajo de todas formas; y la mayoría estaban cansados tras salir de trabajar. Fue un pequeño caos.

Y, siguiendo con lo anterior, la rotación de la fuerza de trabajo es alta y la población obrera, móvil. Aunque esto es un obstáculo a superar a la hora de construir un proyecto colectivo antagónico a la dirección en un determinado almacén, también significa que la gente tiene ya experiencia en otros almacenes de la zona, que no están sujetos a un trabajo, pueden estar más dispuestos a correr riesgos y las ideas y la resistencia se pueden extender más rápidamente. La gente está en contacto, grupos de trabajadores cambian de trabajo juntos. Quienes son despedidos de un trabajo consiguen otro en otro almacén… ¡aunque pertenezca a la misma compañía!

Hay, por tanto, un margen de actuación: algunos de nosotros organizamos recientemente una concentración enfrente de una empresa de trabajo temporal local que se negaba a pagarnos las vacaciones a algunos. Durante seis semanas nos habían estado dando largas, cuando íbamos uno por uno a pedir nuestro dinero (por ejemplo, “ya te hemos enviado tu P45, por lo que no podemos pagarte las vacaciones”, “tienes que llamar a la oficina central, aquí no podemos hacer nada”, “lo tienes en tu cuenta del banco el viernes”, “sí, te corresponde, pero tengo que comprobar algunos detalles, te vuelvo a llamar”, lo cual por supuesto nunca sucedía, etc.). Pero después de que 10 personas ocuparan la pequeña oficina y montaran alboroto durante media hora, nos dieron nuestro dinero. Está bastante extendida la idea de que “los extranjeros no harán nada”, tanto entre los jefes como entre algunos trabajadores, de la cual nos podemos aprovechar, pues lo cierto es que no esperan respuesta y se ponen nerviosos en cuanto ven una pancarta y panfletos, es decir, un cierto grado de organización que puede aumentar en un momento dado.

Hemos participado en otros esfuerzos colectivos: cartas de protesta a la dirección por las horas extra obligatorias, visita en grupo a la empresa de trabajo temporal después de que nos dijeran que teníamos que ir a trabajar media hora antes para luego no pagarnos ese tiempo. Han sido pequeños pasos “pluri-nacionales”, pero se han quedado dentro de los límites de las micro-luchas diarias.

¿Qué hacer?

La pregunta es: ¿cómo organizarnos en estas condiciones, que se extienden a lo largo y ancho del sector logístico y entre el resto de los trabajadores peor pagados? No podemos confiar en la ley o en los derechos legales. La Agency Workers Directive es completamente inútil, pues las leyes se pueden burlar fácilmente: por ejemplo, la estipulación de que los trabajadores temporales que trabajen durante doce semanas continuas en un mismo lugar de trabajo tienen derecho a las mismas condiciones y el mismo salario que los trabajadores fijos, se evita interrumpiendo el trabajo durante una semana u obligándote a firmar un contrato indefinido con la empresa de trabajo temporal). La ley es pues inútil, y no podemos confiar en los sindicatos que se basan sólo (o principalmente) en esa ley. No somos una organización que pueda prometer el éxito de los trabajadores. Sólo podemos promover intentos de hacer las cosas colectivamente, sin que nadie tenga que destacar y dar la cara a lo héroe, dado que al día siguiente, cuando todo esté en calma, a esos los despedirán.

Hablamos con gente mientras trabajamos, pero es difícil mantener conversaciones largas. Las pausas son cortas, lo suficiente para devorar un pollo con patatas en la cantina o comer algunas sobras de la noche anterior dentro de un contenedor mal ventilado. La gente está de acuerdo en que este trabajo apesta. Se escaquean a la primera oportunidad (sobre todo cuando un fallo en el sistema nos dice que no hay nada que cargar). La gente coincide también en que el salario no es suficiente para vivir, algunos tienen dos o tres trabajos para llegar a fin de mes o ahorrar de cara al futuro. Tenemos buenos contactos con gente de la zona, pero extender nuestra palabra más allá es difícil. Invitar a la organización colectiva también requiere un medio para promover la discusión colectiva. Y ahí está el típico y viejo folleto. Oportuno, conciso, y que, de alguna manera, muestra una situación común, como un espejo, ante una fuerza de trabajo dividida. A partir de aquí, veremos qué sucede.

Pero en una zona en la que todo el mundo te conoce, no podemos distribuir los folletos nosotros mismos.

Trabajadores de logística/almacenes de varias ciudades italianas (Piacenza, Milán, Padua, Verona y Bolonia) han estado luchando durante más de un año, luchas que a menudo derivaban en violenta represión por parte de la policía. Una minoría de trabajadores, casi todos inmigrantes ilegales del norte de África, se han unido a un sindicato, S.I. Cobas, y han hecho piquetes a la entrada de los almacenes para impedir que los camiones entraran y saliesen. Podemos debatir sobre los límites de esas tácticas y si es oportuno comparar esa situación con la que existe aquí, pero el caso es que lo que necesitaban ellos y efectivamente han conseguido, es el apoyo de los activistas y estudiantes de los centros sociales de izquierda de las ciudades cercanas.

Es difícil hacer cosas solo, dada la composición del trabajo y cómo se organiza el proceso productivo. Y esto también sucede aquí. Es difícil preparar encuentros con compañeros porque trabajamos en turnos diferentes y tenemos un tiempo y capacidad limitados para, por ejemplo, empezar un periódico local enfocado en los trabajadores de estos almacenes. ¡Por eso es tan necesaria la ayuda externa para impulsar la auto-organización de los trabajadores!

Planeamos distribuir pronto un panfleto a nuestros compañeros de trabajo de los dos almacenes. Las condiciones están maduras, pues un considerable grupo que comenzó a trabajar al mismo tiempo que nosotros, que hemos estado hasta hace poco, están en un punto de no retorno: luchar o largarse. Hay un sentimiento de que algo tiene que pasar, pero con toda la división interna y los diferentes turnos, pensamos que un panfleto oportuno puede galvanizar alguna acción y extender poco a poco una estrategia común a largo plazo, algo de lo que ya se ha hablado en varias conversaciones cara a cara y que también nos permitiría entrar en contacto con más trabajadores de ambos almacenes. Nosotros obviamente no podemos hacer esto solos, porque trabajamos allí; y tampoco pensamos disfrazarnos para que no nos vean. ¡Así que esto es una llamada al apoyo práctico!



Algunos Obreros Cabreados


[1] Aquí se pueden ver algunos vídeos promocionales de Ocado, la mayor empresa de comida on-line, que muestran un poco todo el proceso y lo feliz que trabaja todo el mundo.

[2] En español, las siglas del Partido por la Independencia del Reino Unido, representante del sector de la burguesía británica más conservador y xenófobo.


http://www.todoporhacer.org/greenford

La resistencia de los trabajadores en la Alemania del Este


Jornadas libertarias




ORGANIZA: ASAMBLEA LIBERTARIA DE GETAFE

Sábado 17:

- 19:00 h. “Mordiendo el anzuelo: La institucionalización de los movimientos sociales”. A cargo del grupo libertario Equilibrismos.

+ Enlaces de interés: https://www.diagonalperiodico.net/blogs/equilibrismos

Domingo 18:

- 12:00 h. Charla-taller: "Educación libertaria; Acompañar para transformar o educar para reproducir, ¿Eres tábula o esponja?"

-14:30 h. Comedor 100% vegetariano. Habrá paella y postre sorpresa.

-17:30 h. Presentación de la iniciativa Apoyo Mutuo. A cargo de algunxs de sus integrantes.

"¿Qué es Apoyo Mutuo y qué busca? Apoyo Mutuo es una red de militantes de diversas organizaciones populares en el Estado español que tiene como objetivo una transformación social en base a una democracia de personas libres e iguales, entendida como:

Democracia económica: un modo de producción que sustituya al capitalismo por la economía de propiedad colectiva, gestionada por productores y consumidores de forma cooperativa, en una relación con el entorno natural desde el respeto y no desde la depredación que fomenta el modelo capitalista.

Democracia política, con un modelo que sustituya al Estado por la decisión confederal en pie de igualdad de todas las personas que habitan cada territorio, combatiendo y eliminando todo tipo de dominio de clase, patriarcal o étnico.

Nuestra red pretende funcionar como un método de coordinación, análisis y formación de las personas que la integran. Desde ella, pretendemos aportar a los movimientos populares, porque quien debe llevar a cabo la tarea de la transformación social debe ser el pueblo organizado, acumulando progresivamente experiencia y recursos en base a un programa y a las tácticas necesarias para llevarlo a cabo, ejerciendo desde ya un poder popular que pueda ser germen de esa otra sociedad. Entendemos ese poder popular como el poder del pueblo organizado en las más diversas formas de participación para la toma de decisiones en todos sus ámbitos (político, económico, social, ambiental, organizativo, internacional) y para el ejercicio pleno de su soberanía. Un poder que supere el marco político e institucional establecido".

+Para más información del proyecto ver: http://apoyomutuo.net/

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Durante todo el fin de semana:

- "Fotógrafxs surrealistas y anarquistas”. Exposición de Man Ray y Kati Horna.

- Habrá cafeta/bar (100% vegetariana). Todo lo recaudado se destinará a sufragar los gastos de las jornadas así como al apoyo de otros proyectos libertarios.

El trabajo ya no te saca de pobre


(pincha en la imagen para ampliar)


Artículo encontrado ayer (7/10/2015) en el diario El Mundo "el trabajo ya no te saca de pobre" el cual expone los datos del informe presentado por Cáritas en relación a datos sociodemográficos de las personas que han acudido a dicha organización por motivos económicos.

Enuncia que el 53% de las personas que acudieron en ayuda a la organización vive en hogares en los que algún miembro posee un trabajo, en contraposición con lo que sucedía hace años en que el trabajo era una impulsor de inclusión social; Familias que aun trabajando necesitan la ayuda de organizaciones sociales; El trabajo no asegura un mínimo vital para sobrevivir.

Además, otro porcentaje de personas que acuden a estas instituciones llevan un año o más sin empleo. La pobreza en España está alcanzando un carácter intergeneracional, pasa de padres a hijos (Cronificación de la pobreza). 

Más de 2 millones de solicitantes de ayuda reflejan una elevada tendencia, a parte de la aparición de los llamados "pobres de corbata", personas que con la crisis han experimentado un empeoramiento económico progresivo hasta rozar la pobreza.

*Hemos querido hacer mención de tal artículo por el oximoron que en sí mismo supone la sorprendente afirmación de que el trabajo ya no te saca de pobre, no para dar altavoz a una ONG u organizaciones con similares modus operandi, ni potenciar un tipo de resignación como es la limosna propia del carácter religioso y, en este caso, cristiano.




Lo realmente importante es preservar el trabajo...


En los años noventa, el cambio de léxico no fue gratuito, se prefirió el término "trabajo" en lugar del término "empleo". Antes se hablaba de pleno empleo, de subempleo, mientras el uso de la palabra "trabajo" quedaba limitado a la expresión "condiciones de trabajo". El cambio de léxico no fue gratuito, sino que formaba parte de una doble perspectiva; por un lado se pretende subrayar las razones por las que el empleo, entendido como manifestación concreta de la genérica actividad humana denominada "trabajo", resulta esencial y, por el otro, trata de relativizar e incluso criticar las diversas formas que hasta estos momentos ha ido adoptando el trabajo. Esta relativización pretende señalar que, por encima de estas formas y quizá precisamente por encima del empleo, lo realmente importante es preservar el trabajo: actividad fundamental del ser humano.

Dominique Méda (Filósofa y socióloga francesa)