Laurent Wolf: No Stress



I don't wanna work today, maybe I just wanna stay
Just take it easy cause there's no stress.
I know it's not an other crime, something pleasure in my mind
Nothing can cause me destressed.
I text my baby on her phone tell her get her sexy body home
That's the way I wanna spend my day.
Got to find an alibi cause I don't wanna waste my time
I don't wanna feel destressed.

It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I'm just crazy, hey hey.
No stress.

No need to fight against the feelings, because the life is not depressing.
No need to fight against the feelings, because the life is not depressing.
No stress, oh oh !

I don't wanna work today, I don't wanna work today.
I don't wanna work today, maybe I just wanna stay
Just take it easy cause there's no stress.
I know it's not an other crime, something pleasure in my mind
Nothing can cause me destress
I text my baby on her phone tell her get her sexy body home
That's the way I wanna spend my day.
Got to find an alibi cause I don't wanna waste my time
I don't wanna feel destressed.

It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I think I'm just crazy
It's not that I'm lazy, I'm just crazy, hey hey.

No stress, think I'm just crazy, not depressing.
No need to fight against the feelings, because the life is not depressing.
No need to fight against the feelings, because the life is not depressing.
I don't wanna work today, I don't wanna work today.
I don't wanna work today, I don't wanna work today.

O28 Sakanan. Greba orokorra


Convocatoria de huelga general para mañana Jueves 28 de Febrero en la comarca navarra de Sakana y marcha al parlamento.

Esta comarca es una de las mas afectadas por la precariedad laboral, además de ser el centro neurálgico de varios conflictos ambientales como Incineradoras,el Fracking o el TAV.

Fuck work let´s riot




Trabajadores de Foronda, se "desvinculan" de CC.OO.


"La actitud oscurantista de CC.OO., incluída en la CSE (Coordinadora Sindical Estatal), es el principal motivo para solicitar la baja del sindicato esta misma tarde
", argumenta un trabajador del aeropuerto alavés, como motivo para que se haya llegado a esta medida. "La Ejecutiva de CC.OO.", denuncian estos trabajadores "ha estado enviado correos electrónicos a otros centros, con excepción de los del País Vasco y Navarra, que sepamos...". "La línea verticalista de estos sindicatos, les dejarán sin secciones sindicales", añadiendo,"lo que les preocupa es el poder..." concluye en sus declaraciones a AD nuestra fuente.


Los trabajadores de Foronda se han mostrado combativos en numerosas y recientes movilizaciones contra el Plan de Desvinculación de AENA. Llegando a hacerlo ante el Ministerio de Fomento. El denominado Plan Vargas/Pastor. "Sin su colaboración necesaria no habríamos llegado hasta este Plan". "No son merecedores de la confianza de los trabajadores", nos indica nuestro interlocutor. 

En un comunicado al que AD ha tenido acceso, los trabajadores dicen: "Hoy lunes 25 a las 17 h. varios afiliados de CCOO de Aena aeropuerto de Vitoria, con larga trayectoria y representatividad en tiempos pasados, nos damos de baja en la sede de la calle Castilla de Vitoria. No podemos soportar por mas tiempo el colaboracionismo de los sindicatos de la CSE (Coordinadora Sindical Estatal) CCOO, UGT y USO, con la Administración /Empresa para el desmantelamiento de Aena y en particular el aeropuerto de Foronda. Nos han ninguneado, silenciado y boicoteado, han despreciado el negocio existente, dejándolo condenado a muerte, han "pasado" de todos los criterios de seguridad operacional, de calidad, de trabajos con riesgo eléctrico existentes hasta el "acuerdo" de 31 de octubre pasado y "desarrollados" en las comisiones de seguimiento del mismo, en un cínico acto de seguidismo del tandem Pastor/Vargas, justificándose en un acuerdo supuestamente mas favorable para los mayores de 55 años, perjudicando al resto. No se puede justificar cualquier tropelía con esos argumentos. ¿Qué han sacado a cambio?" "! HAN SIDO COLABORADORES NECESARIOS PARA DESMANTELAR AENA Y FORONDA EN PARTICULAR ! ... y no nos apetecía marcharnos en silencio, queremos denunciar a esta "mafia" sindical, que nos manipula y aniquila", concluyen en su comunicado.

Sobre la pregunta de qué es lo que han sacado a cambio, nuestra fuente nos dice: "Es sencillo. Al firmar el Plan de Desvinculaciones, éste establece que debe funcionar una Mesa de Vigilancia de su cumplimiento. De esta manera hay varios representantes sindicales que se aseguran su puesto para los próximos 9 o 10 años. Es una cuestión de poder y de garantizarse los puestos en la misma. Sus puestos"

El trabajador de Foronda, con amplias responsabilidades sindicales en este aeropuerto durante años, nos indica que "nadie exigió responsabilidades sobre el incumplimiento del Acuerdo de Garantías que se firmó por la CSE con Lema en mayo de 2011, ni sobre la nefasta cuenta de resultados que ha abocado a esta situación".

Incluso nos indican que han sufrido amenazas, con frases pronunciadas por miembros de la Ejecutiva Estatal de CC.OO. que habrían dicho en el encierro que se producía en algún aeropuerto del País Vasco: "Como sigaís tocando los cojones, los de Vitoria, os vamos a desvincular a todos vosotros...", en un ejercicio de prepotencia que nuestro interlocutor, no puede apartar de su cabeza.

EL FIN DEL TRABAJO EL INCIO DE NUESTRAS VIDAS


Comunicado presentado en Valparaíso, Chile, a centenares de sindicalistas aburridos en un 1 de Mayo soleado

No nos vengan con que sin EL TRABAJO no hay sociedad posible. Nosotras "trabajamos", hacemos cosas, pero de una forma que aterroriza a sindicatos, que escapa a su CONTROL, que abre caminos a la improvisación y al juego, que surge de la espontaneidad, y, por lo tanto, en vez de amargos pensamientos y de sumisión a la rutina, provoca excitación y placer, dos palabras a las que nadie en su sano juicio podría relacionar con el trabajo asalariado. ¿Y es que no es ridículo levantarse a las 6 de la mañana? Veámoslo de otro modo. Dicen que si la gente dejara de trabajar, la sociedad se derrumbaría. A lo que nosotros nos cuestionamos: ¿no provocaría eso algo de novedad y diversión a nuestras vidas? Nos moriríamos de hambre, esperando a que alguien nos alimentara? O, quizá, de una vez por todas, ¿haríamos lo necesario para VIVIR? Está claro que para poder llegar donde deseamos habría que cambiar radicalmente muchas cosas. Un cambio moderado no tiene sentido. Aberraciones como ciudades gigantescas, producción de "bienes" inútiles, vidas planificadas de principio a fin y turismo de dos semanas al año, deben dejar de existir. No queremos "ganarnos la vida". Ya estamos vivos! No hemos de ganar nada, ni tampoco otros han de perder nada. De todos modos, qué significa eso? Si yo ayudo a otra gente a construir una casa por el placer y la satisfacción de hacerlo, soy un vago de clase y un parásito social por la simple razón de que no cobro un sueldo ni trabaje en una empresa? O lo soy porque quizá un día no me apetezca "ir a trabajar"? O un loco porque otro día estaré 15 horas con esa faena?

Pensemos acerca de esto: el trabajo no nos condiciona únicamente las 8, 10 o 12 horas que trabajamos y morimos al día. Condiciona además todos nuestros horarios, el tiempo libre, desplazamientos, relaciones forzosas con gente que odiamos, métodos y ritmos de hacer las cosas, tensión, supremo aburrimiento, créditos para llegar a fin de mes, ASCO de vivir.

Creemos firmemente que todas y cada una de nosotras tenemos dentro, por el mero hecho de estar vivas, un espíritu de rebeldía contra lo que no nos gusta, una semilla de aventura y de coraje para romper cualquier valla que intente limitarnos.

No creemos que esta liberación surja de textos teóricos, de discursos, de actos repetitivos y previsibles como el 1 de mayo. Hoy, vemos como todas las organizaciones desde las de extrema izquierda a las de extrema derecha, en todo su abanico de grupos, buscan soluciones al "problema" de los trabajadores, sin cuestionar para qué se está trabajando y qué es el trabajo, qué quieren los parados, etc... Todos adoran al Dios Trabajo.

Luchan por trabajar 4 horas menos a la semana, por ganar un 5% más sin tener en cuenta que eso provocará un 10% en los precios. Qué mierdas son 4 horas más de "tiempo libre" a la semana? Para ver más televisión, para pensar en cuánto odias tu trabajo, para lamentarte de todo el tiempo que no aprovechaste. Ah! Pero todo tiene una recompensa, dicen algunos, cuando te jubilas...

Después de vértelas 40-50 años con sueldos bajos, jefes que ni siquiera te saludan, créditos bancarios, despertares forzosos que te arrancan de los cálidos brazos de tu amante, de su perfume, amaneceres gélidos, empujones y malhumores a la hora de subir al autobús...si, después de todo eso, la jubilación! Quizá te queden 10 años para hacer "todo lo que siempre quise hacer" (ei es que lo sabes). Eso en el caso de que vivas en un país con subsidios de jubilación o de vivir en lugares con atención sanitaria, que no son todos.
Así que el panorama no es bello, verdad? Mucha gente ha decidido tomar las riendas de su vida, decidido enviar a la mierda a sus jefes, y ha intentado vivir en vez de extinguirse lentamente. No vamos a decirte que has de hacer, cómo y porqué. No vivimos de dar sabios consejos a la gente, no somos una organización y no tenemos ni queremos afiliados, sólo personas vivas. Simplemente ofrecemos una de las miles de alternativas posibles para hacer de la vida algo excitante de nuevo.

http://elanticristodistro.blogspot.com.es/2009/12/el-fin-del-trabajo-el-incio-de-nuestras.html

Saludo de Joan Rosell en CCOO


El presidente de la CEOE, Juan Rosell, ha criticado hoy las campañas de descalificación que se hace a los sindicatos por «injustas» y ha afirmado que tiene amigos sindicalistas y que por tanto confía en ellos.

Durante su intervención en la apertura del X Congreso Confederal de CC.OO. y después de recibir abucheos por parte de los asistentes, Rosell ha destacado la labor de los sindicatos y sus dirigentes, de los que ha dicho «sé lo que dicen y lo que hacen» y aunque a veces «no lo parezca» solucionamos muchas cosas concretas, aunque por «responsabilidad» no lo expliquen.


CUÁN ÉTICA ES LA ÉTICA DEL TRABAJO (reconsiderando el trabajo y el tiempo libre) crimeth inc.



¿Alguna vez te has preguntado por qué tus padres actúan de manera tan desorientada cuando se trata de las actividades de "ocio"? ¿Por qué empiezan un hobby y, o bien lo van dejando poco a poco o bien se convierte en una patología obsesiva, aun cuando ese hobby parece no tener nada que ver con su vida? Puede que intenten perderse en sí mismos a través de la jardinería o ser fans de un club de fútbol. Puede que tu padre se compre un kit de herramientas completo, pero que sólo lo use unos días antes de dejarlos de lado, antes de comprarse un equipo de esquí al mes siguiente. O puede que simplemente se pregunte cómo pagar las deudas que tiene después de haberse comprado esa televisión de pantalla panorámica ante la cual se pasa el resto de su tiempo.

¿Y han sido honestos contigo alguna vez acerca de sus trabajos? ¿Disfrutan en ellos? ¿Es el trabajo lo más excitante que podrían estar haciendo, son capaces de llegar a cumplir las metas que desean? ¿Se sienten heróicos y orgullosos cada día que llegan a casa, o se sienten cansados y malhumorados? ¿No encienden esa enorme televisión sólo llegar a casa? ¿Tienen la energía para hacer algo más?

¿Te has preguntado alguna vez si puede haber algo mejor para ellos, y para tí?


¿Cómo es el trabajo?
Debido a la "división del trabajo", la mayoría de los trabajos de hoy en día consisten en realizar tareas muy específicas, una y otra vez, con muy poca variedad. Si eres un fregaplatos, friegas platos: no tienes la posibilidad de interaccionar con otra gente o solucionar complicados problemas muy a menudo, y nunca puedes abandonar la habitación dedicada a lavar platos y salir corriendo a ver el sol. Si eres un agente inmobiliario no utilizas nunca tus manos para hacer algo, y te pasas la mayoría del tiempo pensando acerca del mercado de valores y de los puntos de venta. Incluso trabajos que incluyen una cierta dosis de variedad pueden ser interesantes y sólo hasta cierto punto, dado que trabajamos en promedio cuarenta horas a la semana, y como mínimo cinco días de siete. Es una gran parte de nuestras vidas la que dedicamos al trabajo. El trabajo es la primera cosa que hacemos en la mayoría de días de nuestras vidas, y no conseguimos hacer nada más. Cuando dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y energía trabajando en una tarea específica, o aunque sean 10 tareas específicas, tarde o temprano nos sentiremos aburridos y desesperadamente buscando variedad... incluso aunque estemos condicionados a no darnos cuenta de ello.
Además de esto, debido a su voracidad, las grandes empresas han tomado un papel dominante, con el resultado del decrecimiento del autoempleo y de los negocios pequeños. Por ello la mayoría de nosotros no tenemos mucha voz sobre cuáles serán nuestras responsabilidades en el trabajo . Es difícil empezar tu propio negocio o encontrar un vecino para el cual trabajar. A menudo para sobrevivir hemos de tomar un trabajo en el cual debemos obedecer a un cargo intermedio que probablemente no tenga mucho más control sobre su trabajo que nosotros sobre el nuestro. Dado que no tenemos posibilidad de decidir lo que hacemos, hay muchas posibilidades de que nos sintamos alienados por nuestro trabajo, desinteresados en la calidad de nuestro trabajo. Incluso podemos sentir que los proyectos en los que trabajamos son poco importantes.
Es fácil sentir que que la mayoría de trabajos disponibles son poco importantes, ya que en realidad, la mayoría lo son. En una pura economía capitalista, los trabajos que están disponibles estarán determinados por qué productos tengan más demanda, y a menudo los productos que tienen más demanda ( tecnología militar, comida rápida, ropas de moda) no son productos que realmente hagan felices a la gente. Es fácil sentir que todo tu trabajo es malgastado cuando los productos en los que trabajas tan duro parecen no hacer más felices a la gente a los que son vendidos. Cuánta gente realmente se siente feliz por las patatas fritas de los fast-foods. No podrían sentirse más felices comiendo una comida hecha por un amigo o por un chef que conozcan y que sea el dueño de su restaurante?
Resumiendo, el "trabajo" tal como lo concebimos tiende a hacernos infelices porque hacemos demasiado, porque es tan repetitivo, porque no podemos elegir qué hacemos y porque lo que hacemos es a menudo poco importante para la gente.


¿Y cómo es el tiempo libre?
Llegamos a casa exhaustos del trabajo, exhaustos de invertir todo nuestro tiempo y energía en un proyecto que es muy posible que no hayamos tenido la oportunidad de escoger, y lo que necesitamos en recuperarnos. Estamos física y emocionalmente quemados, y nada parece más natural que sentarse tranquilamente un rato y ver la televisión o leer el periódico, mientras tratamos de reunir la fuerza necesaria para el siguiente día de trabajo. Puede que intentemos dejar atrás nuestro cansancio y fustración concetrándonos en un hobby u otro; pero debido a que no estamos muy acostumbrados en dirigirnos a nosotros mismos en el lugar de trabajo, ocurre que a menudo no sepamos qué queremos realmente cuando estamos libres en casa. Desde luego que habrá una u otra empresa que tenga unas cuantas sugerencias para ello, ya sea a través de la publicidad o al observar a nuestros vecinos. Pero es seguro que esas empresas tienen como mínimo el mismo interés en sus beneficios que en nuestra satisfacción; mientras tanto nos daremos cuenta de que jugar a la videoconsola es extrañamente insatisfactorio.
De forma similar, es obvio que no tenemos ni el tiempo ni la energía suficiente después del trabajo como para cuestionar nuestra situación, ni participar en actividades que nos satisfagan si éstas requieren mucho tiempo o energia. No nos gusta pensar demasiado en si nos gusta nuestro trabajo, nuestras vidas. Es más, esto podría resultarnos deprimente, y, de todas formas, ¿qué podemos hacer nosotros si no lo disfrutamos? No tenemos la energía suficiente como para disfrutar del arte o de la música que son realmente desafiantes; necesitamos que nuestra música sea tranquila, que el arte no sea amenazador, que nuestros libros sean puro entretenimiento.
De hecho, hemos asociado el realizar un esfuerzo con hacer cosas en el trabajo, el relajarnos y no hacer nada con nuestro "tiempo libre". De esta manera, ya que a muchos de nosotros no nos gusta nuestro trabajo, hemos asociado el "hacer cosas" con sentirse infeliz, mientras que la felicidad, que nosotros sepamos, es... no hacer nada. Nunca actuamos por nosotros mismos, porque gastamos todos nuestros días actuando para otra gente, y pensamos que actuar y trabajar duro significa el camino hacia la infelicidad. Nuestra idea de felicidad es no tener que actuar ni hacer, estar en perpetuas vacaciones.
Y esta es la razón última por la que muchos de nostros somos infelices: porque la felicidad no significa no hacer nada, significa actuar de forma creativa, hacer cosas, trabajar duro en aquello en lo que crees. La felicidad es una corredora de larga distancia: enamorarse, cocinando una receta original para gente que amas, fabricarte una estanteria, componer una canción... No hay felicidad posible en sentarse en el sofá: es algo que debemos perseguir. No somos infelices por tener que hacer cosas, lo somos porque todas las cosas que hacemos no tienen significado para nosotros. Y dado que nuestros trabajos nos agotan y nos alejan de lo que deseamos, son la fuente de mucha de nuestra insatisfacción.


¿Cuál es la Solución?
Sabes que no tienes que trabajar en esos empleos. Es posible arreglárselas sin Pepsi y sin ropas caras, sin la enorme televisión panorámica y sin el diseño decorativo de tu hogar. Puedes intentar iniciar tu propio negocio haciendo algo que te interese (aunque aún así corres el peligro de escaces de variedad en tu trabajo), o puedes intentar encontrar un trabajo que te guste en el mercado laboral de hoy en día (¡buena suerte!), y esto te puede permitir tener suficiente tiempo y energía como para hacer otras cosas que disfrutas. Lo más importante es organizarte la vida de forma que hagas cosas porque las quieras hacer, no proque creen beneficios. De lo contrario, sin importar cuánto dinero ganes, estarás vendiendo tu felicidad por dinero. Recuerda que cuánto menos gastes, menos tendrás que preocuparte acerca de cómo coseguir dinero, y menos tendrás que trabajar en esos lugares deshumanizadores. Aprende a utilizar tu "tiempo libre", no vegetar ni gastarte dinero en entretenimiento, si no para crear cosas y realizarte en ellas. Puede que sean cosas en las que nadie se gastara dinero, pero que hacen de tu vida (y puede que la de otros) algo mejor.
Algunos argumentarán que el sistema en el que vivimos se quebraría si todos nos largáramos de nuestros puestos de trabajo: ¿sí? pues mejor. ¿Es que no hemos construido ya suficientes coches, centros comerciales, televisiones y campos de golf? ¿Suficientes plantas nucleares? ¿No sería todo mejor si hubiera una escasez de fast-food y un aumento de comida casera? Si hacer música es más satisfactorio que trabajar en una linea de montaje, ¿por qué tenemos tan pocas buenas bandas y tantos aparatos de radio? Por supuesto, un mundo "libre de trabajo" es un sueño que probablemente nunca veremos; pero, como siempre, el desafío es hacer de este sueño una parte de nuestro mundo, tanto como puedas, para liberarte de las cadenas del consumismo irracional y de los trabajos derrite-cerebros para vivir una vida que tenga más significado.

Me sigue produciendo perplejidad la afirmación, mil veces formulada, de que necesitamos dirigentes fuertes. Cada vez me parece más evidente que no precisamos dirigentes, ni fuertes ni débiles

Carlos Taibo (escritor, editor y profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid.)

10 razones por las cuales en el 2013 dejarás tu trabajo


El 2013 podría ser el año en el que escapas de la Matrix y te atreves a manifestar tu propia visión –los estados de la economía y la tecnología favorecen a aquellos que abren brecha y se siguen a sí mismos, señala James Altucher. Innovación, creatividad y la subestimada habilidad de desaparecer están a la alza.



Imagen vía Dead Ink Books

“Get out of your apartment. Meet a member of the opposite sex. Stop the excessive shopping and masturbation. Quit your job. Start a fight. Prove you’re alive. If you don’t claim your humanity you will become a statistic. You have been warned…Tyler”

El modelo de sociorealidad actual nos indica que la felicidad existe solamente dentro de un marco –como el espacio cuadrado en el que ponemos la foto de la familia sonriente–, que generalmente incluye, dinero, trabajo, pareja, familia, objetos de consumo y salud. Todas estas ligadas y en algunos casos obedeciendo a valores casi universales o “eternos” — eternos desde la limitada perspectiva del ser humano como ente social. Sin embargo, no se necesita ser muy inteligente para saber que este modelo no es necesariamente una fórmula para conseguir la felicidad –pero solo una persona inteligente que ha sabido asimilar sus experiencias podrá descubrir que sin tener dinero, familia o pareja o incluso con una enfermedad es posible alcanzar cierta felicidad y disfrutar de la vida, en algunos casos con un mayor valor, con una mayor apreciación, precisamente porque se libera de los paradigmas y de la rigidez y se convierte en pionero (algo básicamente igual a ser uno mismo en un lugar donde pocos lo son). Esto no es un llamado a volcarse en contra de la normalidad e internarse en la maleza metafísica de la individualidad recalcitrante. Es una invitación a reflexionar y para ello, para ver las cosas desde un lugar más fresco y revelador, es necesario a veces poner las cosas de cabeza, derribar el castillo de naipes o subvertir el orden establecido.

Enfoquémonos en el caso del trabajo, siguiendo a James Altucher, quien escribe para Techcrunch “10 razones por las cuales en el 2013 dejarás tu trabajo“. Altucher argumenta a favor de la libertad (el free-lance y el tiempo libre) y la creatividad  vs. la cultura corporativa y el mito del sueño americano –lo hace desde una trinchera efectista, donde en ocasiones los giros de estilo cubren huecos integrales,  pero lo que quiere es provocar, y lo logra. Escribiendo para un sitio de tecnología, que participa hasta cierto punto (y con merecimiento) en la prosperidad y la positividad, Altucher es optimista (optimista como debe de ser un doctor, una maestra de yoga, o un entrepreneur) y, mientras narra la caída del mito corporativo, abre puertas para los intrépidos.

La visión de Altucher sostiene que la economía esta en un gran momento en lo que se refiere a priorizar la innovación. La innovación requiere de imaginación y de un estado de libertad mental que difícilmente se encuentra en una anquilosada estructura corporativa –donde se fantasea con recibir un aumento de sueldo y seguir escalando la babélica escalera del control de mando. La advertencia es radical, persuasiva –es necesario “rendirse a una idea de que quieres crear algo de valor para otros seres humanos”– e inminente:  te tienes que mover en este momento y salir de la oficina o tu vida pronto se topará con un oprimente techo al borde de desmoronarse. Un nuevo sueño americano, con la variación de que ahora es persigue una idea (sueña) y salte del esquema, brinca por fuera de la caja para realizarla –suena bien aunque, como todo, puede ser otra gran ilusión, pero, como sugiere aquel disco de Guns & Roses, en este mundo por naturaleza espectral, no nos queda mucho más que (saber) usar nuestra ilusión.

1. La clase media está muerta – Altucher dice que recientemente visitó a un amigo suyo que dirige una corporación con un valor de miles de millones de dólares. Desde su perspectiva se delineaba un piso vacío, las iteradas filas de cubículos habían desaparecido –o sólo había algunos escritorios. “La clase  media está siendo vaciada[...] todo se outsourcea o la tecnología ha tomado el papel de los acomodadores de papeles”, le dijo su amigo. “Ese es el nuevo paradigma. La clase media ha muerto. El Sueño Americano nunca existió. Fue un engaño del marketing”. Por ejemplo Fannie Mac, el gigante de las hipotecas que quebró –en la inercia inicial una crisis global– tenía como slogan: “Realizamos el Sueño Americano”.

La propuesta de Altucher sugiere implícitamente que existe la posibilidad, más que nunca, de entrar a la clase alta, de manejar el excedente, de que la tecnología haga el trabajo sucio (ya no de la clase baja y físico, ahora mental) y que nos disparemos a las dimensiones superiores de la prosperidad –esto es evidentemente una visión limitada a países com Estados Unidos (¿cómo sostener este argumento en Sri Lanka o en El Salvador?) De cualquier forma entendemos que escribe primero para Estados Unidos y es un modelo que luego puede adaptarse. Aunque el sueño liberador del tecne permanece tan lejano como la sonrisa amorosa de un robot, existe ciertamente una posibilidad, justamente para aquellos que tienen audacia y creatividad de hackear este estado de las cosas a su favor.

2) Te han reemplazado — El argumento aquí extiende el primer punto. “La mayoría de los trabajos que existían hace 20 años no se necesitan ahora. Nunca se necesitaron. La primera década de este siglo fue pasada por CEOs en sus clubs de Park Avenue llorando a través de sus cigarros, ‘cómo vamos a despedir a todo este peso muerto’ El 2008 [la crisis financiera] finalmente les dio la oportunidad”. Los robots, el crowdsourcing, el outsourcing  y las compañías de staff temporal (algunas ganando cientos de millones al año) apuntan a que todos van a ser despedidos.

3) Las corporaciones no te quieren – Habrá personas para las que esto aún no resulta obvio. Pero la mayoría de las corporaciones quieren que te estanques, que les entregues tu vida, que no crezcas mucho (ya que esto amenaza su estructura) y que no sepas que están extrayendo tu élan vital y haciendo millones de dólares con él. Básicamente así funciona, cualquier aproximación a un salto evolutivo personal (ya sea en materia profesional o en tu vida privada) es rechazado po la engranaje corporativo –tu jefe está ahí como el cadenero de la puerta.

4) El dinero no es la felicidad — Aunque esto también debería de ser un tanto obvio, hay que matizar. La típica pregunta es “¿Debo tomar el trabajo que me pague más o el trabajo que me gusta?” (y quizás la verdadera pregunta, como Altucher dice, es “¿Debería de trabajar o no?”). La ciencia respalda la idea de que  un incremento en el salario no incrementa la felicidad (especialmente después de cierto nivel básico). Generalmente esto ocurre porque la gente se gasta lo que gana y genera nuevas preocupaciones –y claro después uno descubre que el amor que genera tener un BMW no es muy duradero que digamos. La felicidad en cambio estás más ligada al tiempo libre, a las experiencias (y no a las posesiones), a la creatividad (crear valor), algo a lo que generalmente trabajar bajo un estricto horario cumpliendo con cosas que te pide tu jefe difícilmente contribuye. Así que desaparece por el vórtice que se encuentra en tu cubículo:

5) Cuenta ahora cuántas personas pueden tomar una desición que puede arruinar tu vida — Esto parece ser un consejo básico general. Definitivamente si estás en una posición en la que la decisión de alguien puede estremecer tu vida al punto de colapsar, no estás bien parado. Esto no significa que no seas o debas ser vulnerable –si una persona cercana se suicida seguramente podría afectar gravemente tu existencia y no por eso no debes de acercarte. El sentido de la frase apunta a que por más que formes relaciones íntimas en las que puedas arrojarte, buscando crear (mundos o momentos) y entregando algo importante de ti, es vital que construyas primero una base sólida en ti mismo ( y luego podrás ser tu propio Barón de Munchausen en las arenas movedizas) y seas independiente. La felicidad –o aquella profundidad de bienestar, de dicha ontológica– apela a no ser susceptible a las contingencias: puesto que descansa en el ser (no en el tener). ¿Qué o quién puede quitarte lo que eres? Solamente la muerte, y eso es debatible.

Esto aplicado a tu trabajo de una manera menos metafísica: si hay alguien en posición de frenar tu desarrollo profesional, de impedir que escribas, diseñes, construyas, plantes, compongas o programes lo que quieres, quizás debas intentar encontrar un nuevo arreglo para que no te limiten. Lo que está en juego es más importante que un cheque: estás poniendo en juego tu  automanifestación. Y si bien en ocasiones hay que tomar decisiones prácticas que requieren “tragar tierra”, no dejes de tener esto en cuenta.

6) ¿Tu trabajo satisface tus necesidades? — Con necesidades Altucher se refiere a necesidades emocionales, espirituales y mentales. Para mantener un trabajo merecidamente debe de proveer tiempo para que puedas divertirte, hacer tus propios proyectos y pases tiempo de calidad con amigos. Nadie, no lo dudes, nació para redactar memos inanes, contestar el teléfono o poner papel en una máquina de copias. El mundo es misterioso y diverso –es posible que entre sus enigmáticas veredas te toque en algún momento realizar algun papel similar, pero no te arredres, diseña desde este momento tu gran plan de desaparición. El sacrificio tiene un sentido, siempre y cuando sea sagrado, que tus actos tengan la conciencia de que están liberando una energía o cumpliendo una función para lograr una intención –de otra forma eres simplemente un autómata.

 7) Tu plan de retiro es una mierda–La ecuación básica: la inflación horada tus ahorros y para que puedas cosechar un plan de retiro decente debes de vivir mucho tiempo haciendo cosas que no quieres por lo cual apostarle al retiro es como apostarle a que lo mejor vendrá en la senectud.  Y esto no es nada en contra de los adultos mayores, sino a favor de no postergar la vida. Apuéstate a ti mismo, de esta forma tal vez sea imposible que pierdas.

  Excusas — Conectando con la anterior, usamos comúnmente excusas para mantenernos en una situación que en el fondo no nos gusta o satisface. Del tipo “necesito un seguro”, “no soy suficientemente creativo”, “tengo que pensar en mis hijos”, “me quedáre aquí unos años y luego ya podré…”. Altucher narra la historia de que una vez se le acercó una bella mujer en una fiesta casualmente saludándolo.  Él no la reconoció hasta que después platicando supo que era una ex-colega que había dejado su trabajo y se dedicaba ahora a la consultoría por su propia cuenta –se veía 30 años más joven (la consultoría suena como una fantasía onanista para el oficinista promedio).

Otro ejemplo: en la película de George Lucas  THX-1138 todos viven subterráneamente, porque se dice que  arriba todo está contaminado de radiación. Pero el protagonista, THX-1138, decide subir y descubre que arriba yace un mundo esplendoroso donde todos lo reciben con los brazos abiertos. Tal vez si sales del lugar en el que estás puedas descubrir algo similar: el sol siempre está detrás de la pared (y la pared a veces sólo esta hecha de cartón).

9) Está bien tomar pasos de bebé– Esto es, no tiene que renunciar hoy, pero debes de prepararte.  De la misma forma que un corredor se prepara ejercitándose todos los días y comiendo saludablemente para un maratón, tu debes de prepararte para cumplir con tu carrera, sea la que sea. La pequeña épica de la vida se resuelve en el día a día, con decisiones y sus consecusiones. Dice el Tao: “Un viaje de mil leguas empieza con un solo paso”. Puede sonar como paja metafísica autosuperacional pero es irrefutable (además de que si algo se acerca a lo que concebimos como eterno en nuestra cultura, eso debe de ser el Tao). Al tiempo que uno de los grandes obstáculos para realizar algo –una hazaña o un pastel de zanahoria– es simplemente atreverse a iniciar.

10) La abundancia nunca llegará de tu trabajo– Al igual que la felicidad no está en la posesión, para Altucher, la abundancia no está en la cantidad. La abundancia está en la fluidez, en la fertilidad: “Sólo salirte de la prisión que te impone tu fábrica te permitirá lograr la abundancia [...] La abundancia sólo llega cuando te mueves a lo largo de tu propia temática. Cuando estás verdaderamente enriqueciendo la vida alrededor de ti”. La abundancia parece ser más un estado mental, una especie de mananatial que te sigue y envuelve a tu entorno. Tu obra maestra, tu verdadero trabajo, es tu propia vida.

Por último, existe una frase popular que dice, “la salud es movimiento” (y según William Blake: “Aquel que tiene deseos, pero no actúa, engendra pestilencia”…)  Así que cualquier pretexto es bueno para entrar en movimiento, para no permitir que tus deseos te paralicen–y en su inacción se somaticen. Y  a fin de cuentas dejar tu trabajo es sólo una metáfora de dejar atrás el pasado.

Con lo que gano en el trabajo...


Gobierno y sindicatos se movilizan para evitar que se desborde el 23F


Debate del estado de la nación, congreso de Comisiones Obreras y convocatoria a una masiva movilización contra los efectos de la crisis y de la corrupción, coincidiendo con el 32 aniversario del golpe del 23-F. Todo un cóctel para una semana caliente que preocupa al Gobierno y a los propios sindicatos, dispuestos a colaborar para que el malestar ciudadano no se desborde en las calles.


http://www.vozpopuli.com/nacional/21159-gobierno-y-sindicatos-se-movilizan-para-evitar-que-los-antisistema-se-aduenen-de-la-protesta-del-23-f-contra-la-corrupcion



Trabajadores sin sueldo, el sueño húmedo de empresarios sin escrúpulos


La realidad puede ser incluso peor que la viñeta

En el lejano 1992 estuve de becario en el departamento de contabilidad de Hewlett-Packard. Curraba de lunes a viernes, cuatro horitas por las tardes, con un “sueldo” de 60.000 pesetas mensuales. Es decir, 360 euros…¡en 1992!.

Transcurren los años, las condiciones laborales de los becarios y trabajadores en prácticas van empeorando progresivamente (retribuciones cada vez más bajas en términos reales, abusos y explotación, etc etc). Y finalmente llegamos al momento actual, con un escenario laboral más propio de la época del imperio romano que de una sociedad moderna y civilizada. Qué odiosas son las comparaciones…

Hoy en día es cada vez más habitual encontrarnos empresas que tienen en plantilla a personas que desempeñan un curro a cambio de…NADA. Pero ojo…no hablamos únicamente de jóvenes en busca de un primer empleo, sino de profesionales con una cualificación que trabajan gratis con el objetivo de conseguir un puesto de trabajo. O simplemente por una necesidad psicológica de sentirse útiles. En cualquier caso, estos trabajadores sin sueldo se han convertido en el sueño húmedo de numerosos empresarios sin escrúpulos (en un país donde la corrupción y la picaresca son tan nacionales como la tortilla de patatas y las sevillanas)

“Quienes trabajan gratis tienen más ambición, más hambre que aquellos que perciben un salario. Y además son más creativos”…esto ha sido publicado recientemente por la revista Fortune, el famoso panfleto neoliberal, que justifica estas prácticas con la cara dura y miseria intelectual tan habitual en estos medios. Indignante a más no poder…no satisfechos con esclavizar a seres humanos, los talibanes del neoliberalismo utilizan su poder mediático para llamarnos gilipollas en toda la cara. La realidad es que una reserva de mano de obra integrada por más de cinco millones de desempleados (número en vertiginoso ascenso) y una reforma laboral atroz, se han convertido en el mejor argumento para la consolidación de esta tendencia vergonzosa. Hasta los prisioneros que Franco utilizó para la construcción del Valle de los Caídos recibían una paga…joder, joder…

Más sobre el asunto en Expansión.com : Trabajar sin sueldo, la nueva realidad


Luchando en el Nuevo Terreno ¿Qué ha cambiado desde el siglo XX? CrimethInc.




Hace ya 10 años que publicamos Days of War, Nights of Love, uno de los libros anarquistas más influyentes del cambio de siglo. Desde entonces han tenido lugar tremendos cambios tecnológicos y culturales. Al reflexionar sobre ello, parece que muchos de los cambios radicales incidentales que estábamos pidiendo ya hayan tenido lugar, pero que no haya ocurrido ninguna transformación fundamental. Podemos aprender mucho estudiando cómo ha ocurrido esto y qué es diferente hoy en el contexto actual.

Hacia este fin, presentamos Fighting in the New Terrain: What’s Changed since the 20th Century, producto de meses de debates. Esperamos que inspire nuevos análisis y estrategias, y os invitamos a compartir vuestros avances con nosotrxs.

Obertura: Cuantas más cosas cambien…

Había una vez en que, el bloque básico del edificio del patriarcado era la familia nuclear, y pedir su abolición era una demanda radical. Ahora las familias están cada vez más fragmentadas - ¿esto ha extendido el poder de la mujer o la autonomía de lxs hijxs?

Había una vez en que, los medios de masas eran solamente unos cuantos canales de televisión y varias emisoras de radio. No sólo se han multiplicado en una infinidad, si no que están siendo suplantados por otras formas de comunicación como el Facebook, Youtube y Twitter. ¿Pero ha provocado esto un consumo pasivo? ¿Y cuánto control tienen lxs usuarixs sobre estos nuevos formatos, hablando estructuralmente?

Había una vez en que, las películas representaban el sumario de una sociedad basada en el espectáculo; hoy, los video-juegos nos hacen ser la estrella en nuestras épicas disparar-a-todo-el-mundo, y la industria del video-juego hace casi tanto negocio como Hollywood. En una audiencia, al mirar una película todo el mundo está solo; lo más que puedes hacer es abuchar si el argumento te resulta insultante. En los nuevos video-juegos, por otra parte, puedes interactuar con versiones virtuales de otros jugadores en tiempo real. ¿Es esto mayor libertad? ¿Es esto mayor comunidad?

Había una vez en que, se podía hablar de medios sociales y culturales de masas, y donde las propias subculturas parecían subversivas. Ahora la “diversidad” es un premio para nuestros dominadores, y la subcultura es un motor esencia de la sociedad de consumo: cuantas más identidades haya, más mercados.

Había una vez en que, la gente crecía en una misma comunidad igual que sus padres y abuelxs, y los viajes podrían ser considerados una fuerza desestabilizadora que interrumpía las configuraciones estáticas sociales y culturales. La vida de hoy se caracteriza por un constante movimiento ya que la gente lucha por mantener las demandas del mercado; en lugar de configuraciones represivas, tenemos un movimiento permanente, una atomización universal.

Había una vez en que, lxs trabajadorxs estaban en un puesto de trabajo durante décadas, desarrollando lazos sociales y puntos de referencia comunes que hacían posible los desfasados sindicatos. Hoy, el empleo cada vez es más temporal y precario, ya que cada vez hay más trabajadorxs saliendo de las fábricas y los sindicatos hacia la industria de servicios y la flexibilidad obligatoria.

Había una vez en que, el trabajo asalariado era una esfera diferenciada de la vida, y era fácil reconocer y rebelarse contra las formas en las que se explotaba nuestro potencial productivo. Ahora todos los aspectos de nuestra existencia se están convirtiendo en “trabajo”, en el sentido de actividad que produce valor en la economía capitalista: sólo mirando tu cuenta de email incrementas el capital de los anunciantes. En lugar de distintos roles especializados en la economía capitalista, vemos cada vez más una producción flexible y colectiva de capital, y una gran parte de ella no se paga.

Había una vez en que, el mundo estaba lleno de dictaduras en las que el poder estaba claramente impuesto desde arriba y podía ser contestado como tal. Ahora éstas han dado paso a democracias que parecen incluir a más gente en el proceso político, legitimando así los poderes represivos del estado.

Había una vez en que, la unidad esencial del poder estatal era la nación, y las naciones competían entre ellas para imponer sus intereses individuales. En la era de la globalización capitalista, los intereses del poder estatal trascienden las fronteras nacionales, y el modo dominante de conflicto ya no es la guerra, sino el estado policial universal. Se usa ocasionalmente contra las naciones pícaras, pero continuamente se aplica contra la gente.

Había una vez en que, se podía dibujar líneas, sin embargo arbitrarias, entre el llamado Primer Mundo y el Tercer Mundo. Hoy el Primer y el Tercer Mundo coexisten en cada metrópolis, y la supremacía blanca está administrada en los Estados Unidos por un presidente afro-americano.


Luchando en el Nuevo Terreno

Al comienzo de este siglo, sólo podíamos imaginar el anarquismo como una deserción de un orden social todo-poderoso.

Hace diez años, como maníacos de mirada fija, publicamos Days of War, Nights of Love, que fue inesperadamente uno de los libros anarquistas best-sellers de la siguiente década [1]. Aunque polémico en el momento, en retrospectiva fue muy representativo de lo que muchos anarquistas estaban pidendo: inmediatez, descentralización, resistencia al capitalismo do-it-yourself. Añadimos algunos elementos provocativos: anonimato, plagiarismo, delito, hedonismo, rechazo al trabajo, la deslegitimación de la historia a favor del mito, la idea de que la lucha revolucionaria podía ser una aventura romántica.

Nuestra visión estaba configurada por un contexto histórico específico. El bloque soviético se había colapsado hacía poco y se habían avistado ya inminentes crisis políticas, económicas y ecológicas; el triunfalismo capitalista estaba en su cima. Nos centramos en minar los valores de la clase media porque parecían definir las aspiraciones de todo el mundo; presentamos la lucha anarquista como un proyecto individual porque era difícil poder imaginar otra cosa. Cuando el movimiento anti-globalización cogió fuerza en los EE.UU. y dio lugar al movimiento anti-guerra, conceptualizamos la lucha más colectivamente, aunque aún vista como una decisión personal para oponerse a un status quo firmemente asentado.

Hoy, mucho de lo que proclamábamos es agua pasada. En cuanto a que el capitalismo ha generado un estado de crisis permanente y las innovaciones tecnológicas han penetrado en cada aspecto de la vida, la inestabilidad, la descentralización y el anonimato son características de nuestra sociedad sin acercar el mundo a nuestros sueños lo más mínimo.

Lxs radicales a menudo piensan que están en una tierra de nadie, desconectadxs de la sociedad, cuando de hecho están en su borde – aunque no necesariamente acercándose a las metas que anhelan. Como discutimos más tarde en el Rolling Thunder #5, la resistencia es el motor de la historia: trae los desarrollos sociales, políticos y tecnológicos, forzando al orden prevaleciente a innovar constantemente para no ser sobrepasado o absorbido por la oposición. Así podemos contribuir tremendamente a las transformaciones sin siquiera acercarnos a nuestro objetivo.

Esto no es dar crédito a que los radicales puedan determinar los sucesos del mundo, sino dar el apunte de que a menudo somos inconscientes de su brecha. Las medidas contra las infinitudes de la historia, todo sistema es infinitesimal – pero todas las nociones de la teoría política presumen de que es aún posible utilizar el sistema con conciencia.

Cuando trazamos la estrategia de las campañas individuales, debemos tener en cuenta no hacer demandas que puedan ser diluidas por reformas parciales, que no nos neutralicen nuestros opresores simplemente garantizándolas. Algunos ejemplos de programas fácilmente cooptables son tan obvios que es casi vulgar nombrarlos: el fetichismo de la bicicleta, la tecnología “sostenible”, comprar “local” y otras formas de consumo ético, trabajo voluntario para mitigar el sufrimiento causado por el capitalismo global sin oponerse a su raíz.

Pero este fenómeno también puede ocurrir a nivel estructural. Deberíamos mirar las formas que hemos utilizado para un cambio social amplio que podrían realizarse sin romper los cimientos del capitalismo y de la jerarquía – para que la próxima vez nuestros esfuerzos puedan sacarnos del camino.

El hoy debe convertirse en una línea de salida de un mundo en colapso. 

No trabajar – ¿Funcionó?

La provocación definitoria de nuestros primeros años era tomar literalmente el dicho situacionista de no trabajar nunca. Unxs cuantxs de nosotrxs decidimos probarlo en nuestro propio pellejo a ver si esto era posible. Esta bravata mostró toda la genialidad de una juventud sin tutor y todos sus peligros. Aunque incontables más han andado este camino antes, para nosotrxs era como cuando lanzaron los primeros primates la espacio. En cualquier caso, estábamos haciendo algo, tomándonos los sueños de la revolución en serio, como un proyecto que podíamos iniciar en nuestra propia vida inmediatamente, con – como solíamos decir – un desdén aristocrático por las consecuencias.

Es tentador descartar esto como una mera performance artística. Aún tenemos que comprender que fue un temprano intento de responder la pregunta que aún subyace en lxs posibles revolucionarixs de los EE.UU. y la Europa occidental: ¿Qué puede interrumpir nuestra obediencia? Lxs insurreccionistas contemporánexs están intentando responder esta pregunta ahora, aunque las respuestas que muchxs han ofrecido son igualmente limitadas. Por sí mismxs, ni el desempleo voluntario ni el vandalismo gratuito parecen capaces de introducir a la sociedad en una situación revolucionaria [2]. A pesar de todo, seguimos con nuestra idea inicial de que será una nueva forma de vida la que lleve a esta situación; no es cosa de meter horas en las mismas viejas tareas. La fábrica esencial de nuestra sociedad – el muro que está entre nosotrxs y el otro mundo – está por encima del buen comportamiento del explotado y el excluido.

En una década, la historia probó que nuestro experimento era obsoleto, garantizando perversamente nuestra petición de ser una clase desempleada. Las tasas de desempleo de los EE.UU., que se decía que eran del 4% en el año 2000, habían llegado al 10% a finales de 2009 – sólo contando la gente que estaba buscando trabajo activamente. El exceso de la sociedad de consumo ofrecía para lxs marginales un cierto margen de error; la crisis económica erosionó éste y le dio el grado decididamente de involuntario al desempleo.

Parece que el capitalismo ya no tiene más utilidad para nosotrxs que la que tenemos nosotrxs para él. No sólo vale esto para lxs anarquistas auto-marginalizadxs, sino para millones de trabajadorxs en los EE.UU. A pesar de la crisis económica, las principales compañías están reportando actualmente enormes ganancias – pero en vez de utilizar estos beneficios para contratar nuevos empleados, están invirtiendo en mercados extranjeros, utilizando la tecnología para reducir sus necesidades de empleos, y pagando dividendos a sus accionistas. Lo que es bueno para General Motors no es bueno para el país en absoluto [3]; las compañías con más beneficios en los EE.UU. ahora mismo están enviando tanto la producción como el consumo a los “mercados en desarrollo” de ultramar.

En este contexto, la cultura dropout, la cultura auto-marginalizadora, parece como un programa voluntario de austeridad; es conveniente para los ricos que rechacemos el materialismo consumista, ya que no hay bastante todos de todas formas. A finales del siglo XX, cuando la mayoría de la gente se identificaba con sus trabajos, al renunciar a ver el empleo como una auto-realización se expresaba un rechazo de los valores capitalistas. Ahora el empleo errático y la identificación con actividades de ocio en vez de con la carrera profesional de unx son normales en una posición económica en vez de una posición política.

El capitalismo también está incorporando nuestra afirmación de que la gente debería actuar de acuerdo con su conciencia en vez de actuar por un salario. En una economía llena de oportunidades para vender tu trabajo, tiene sentido dar énfasis a la importancia de otras motivaciones para una actividad; en una economía precaria, querer trabajar gratis tiene implicaciones diferentes. El estado cada vez más tiene la misma ética do-it-yourself que una vez animaba al punk underground para sobrellevar los efectos del capitalismo. Es más barato dejar que los ambientalistas se ofrezcan a limpiar el derrame de petróleo de BP que pagar a gente para que haga esto, por ejemplo. Lo mismo va por Food Not Bombs si es tratado como un programa de caridad en vez de otra forma de estableer flujos subversitos de recursos y camaradería.

Hoy el reto no es convencer a la gente para que venda su trabajo, sino para demostrar cómo una clase redundante puede sobrevivir y resisitir. El desempleo lo tenemos en abundancia – necesitamos interrumpir los procesos que producen pobreza.



Nuevas tecnologías, estrategias desfasadas

En la segunda mitad del siglo XX, los radicales estaban metidos en enclaves subculturales desde los que lanzaban ataques a la sociedad general. La llamada a un desempleo confrontacional presumía de un contexto de espacios contraculturales existentes en los que la gente podía dedicarse a otra cosa.

El paisaje cultural es diferente hoy en día; la propia subcultura parece funcionar de forma diferente. Gracias a las nuevas tecnologías de comunicación se desarrolla y extiende mucho más rápido, y es reemplazada igual de rápido. El punk rock, por ejemplo, ya no es una sociedad secreta a la que estudiantes de instituto eran iniciadxs por sus compas de clase mediante cintas de cassette. Aún está generado por sus participantes, pero ahora como mercado consumista intermediado por caminos impersonales como los mensajes de un foro y las descargas. No sorprende que la gente sea menos comprometida: tan fácil como la descubrieron, se pueden ir a otra cosa. En un mundo compuesto de información, la subcultura ya no aparece desde fuera de la sociedad, indicando una posible línea de escapada, sino desde una de las muchas zonas de dentro de ella misma, una simple cuestión de gustos.

Mientras tanto, internet ha transformado el anonimato desde una cosa de delincuentes y anarquistas en una característica de la comunicación diaria. Por eso inesperadamente también fija las identidades y posiciones políticas en un lugar según una nueva lógica. El paisaje del discurso político está mapeado por adelantado por las URLs; es difícil producir una mitología de poder y transformaciones colectivas cuando todos los slóganes están situados en una constelación conocida. Un cartel en una pared podría haber sido pegado por cualquiera; parece indicar un sentimiento general, incluso aunque sólo represente las ideas de una persona. Una frase en una web, por otro lado, aparece en un mundo permanentemente segregado en ghettos ideológicos. El mito de CrimethInc. como clandestinidad descentralizada en la que todo el mundo podría participar inspiró bastante actividad hasta que la topografía de internet lentamente concentró la atención en una sola página web.

Así que la internet ha cumplido y conformado simultáneamente el potencial obsoleto que vimos en la subcultura y el anonimato. Se podría decir lo mismo de nuestra apología del plagio; hace una década pensábamos que estábamos tomando una posición extrema contra los derechos de autor y la propiedad intelectual cuando de hecho estábamos poco más allá. Las semanas que pasamos peinando bibliotecas para coger imágenes para reutilizar preconizaban un mundo en el que prácticamente todo el mundo hace lo mismo con Google Image Search para sus blogs. Las nociones convencionales de los derechos de autor están siendo sobrepasadas por nuevas formas de producción, como el crowdsourcing, que apunta a un posible futuro en el que el trabajo voluntario libre será una parte importante de la economía – como parte del capitalismo en vez de en su oposición.

Aquí llegamos a las formas más perniciosas por las que nuestros deseos se han cumplido en su forma en vez de en su contenido. La distribución libre y gratuita, una vez pensada para demostrar una alternativa radical a los modelos capitalistas, es ahora básica en esta sociedad en la que los medios de producción material aún son rehenes de los capitalistas [4]. Los formatos electrónicos se prestaban a la distribución libre de información; esto fuerza quienes producen material en formatos como periódicos a regalarlos también, o salir del negocio – para ser reemplazados por blogueros felices de trabajar gratis. Mientras tanto, la comida, la vivienda y otras necesidades son tan caras como siempre. Esta situación ofrece una cierta cantidad de acceso a lxs desposeídxs mientras beneficia a quienes controlan ya los grandes recursos; es perfecto en una era de alto desempleo en el que será necesario aplacar el sin-empleo y hacer uso de él. Implica un futuro en el que la élite rica utilizará el trabajo gratis desde un vasto cuerpo de trabajadores precarios y desempleados para mantener su poder y su dependencia.

Lo más horrible es que este trabajo gratuito será absolutamente voluntario, y aparecerá como beneficioso para el público general antes que para su élite.

Quizás la contradicción central de nuestra era es que las nuevas tecnologías y las formas sociales horizontalicen la producción y distribución de información, pero nos hacen más dependientes de los productos corporativos.



Descentralizando la jerarquía: Participación como subyugación


En los 1990s, lxs anarquistas, hacían bandera de la participación, la descentralización y la acción individual. Hechos en nuestras experiencias en la contracultura do-it-yourself, ayudamos a popularizar el modelo viral en el que un formato desarrollado en un contexto podría ser reproducido a nivel global. Ejemplificados en programas como Food Not Bombs y tácticas como el Black Bloc, se expandió una particular cultura anti-autoritaria desde Nueva York a Nueva Zelanda.

A la vez estábamos respondiendo tanto a las limitaciones de los modelos políticos y tecnológicos del siglo anterior como a las oportunidades emergentes para trascenderlos. Esto nos puso cerca del meollo de las innovaciones que reformulaban la sociedad capitalista. Por ejemplo, TXTmob, el programa de mensajes SMS desarrollado por el Institute for Applied Autonomy, para las protestas contra las convenciones demócrata y republicana, sirvió de modelo para Twitter. De la misma forma, se pueden interpretar las redes de cultura underground do-it-yourself, fomalizadas en manuales como Book Your Own Fucking Life, como precursores del Myspace y el Facebook, mientras que el modelo viral es más conocido mediante el marketing viral.

Así que la cultura del consumo nos ha atrapado, integrando nuestros intentos de huida en el mantenimiento del espectáculo que rechazábamos y ofreciendo a todo el mundo la oportunidad de “escapar” también. Aburrido por la programación de televisión unidireccional, el consumidor moderno puede hacer su propia programación, estando igualmente a distancia tanto física como emocionalmente de sus compañeros televidentes. Nuestros deseos de más autonomía y participación se han garantizado, pero dentro de un marco que está fundamentalmente determinado por el capitalismo. La demanda de que todo el mundo sea sujeto en vez de objeto se ha cumplido: ahora somos sujetos que administramos nuestra propia alienación, cumpliendo el dictado situacionista de que el espectáculo no sólo el mundo de las apariencias sino un sistema social en el que los seres humanos solo interactúan dentro de roles predeterminados [5].

Incluso los fascistas intentan entrar en esto de la descentralización y la autonomía. En Europa, los “Nazionalistas Autónomos” se han apropiado de la estética y los formatos radicales, utilizando una retórica anticapitalista y tácticas de black block. No es simplemente una cuestión de que nuestros enemigos intenten disfrazarse de nosotrxs, aunque ciertamente embarra las aguas: también denota un cisma ideológico en los círculos fascistas en tanto que la generación más joven intenta actualizar sus modelos organizativos para el siglo XXI. Los fascistas en los EE.UU.y en otras partes están involucrados en el mismo proyecto bajo el paradójico título de “Anarquismo nacionalista”; si tienen éxito en convencer a la opinión pública de que el anarquismo es una forma de fascismo, nuestras perspectivas de verdad estarán complicadas.


“Nazionalistas autónomos” (Por favor, que alguien saque a estos idiotas de nuestras miserias!)

¿Qué significa que los fascistas, los mayores defensores de la jerarquía, puedan utilizar las estructuras descentralizadas que pregonamos? El siglo XX nos enseña las consecuencias de utilizar medios jerárquicos para perseguir fines supuestamente no-jerárquicos. El siglo XXI puede que nos enseñe cómo con medios no-jerárquicos se consigan fines jerárquicos.

Extrapolando de estos desarrollos y de otros, podemos hacer la hipótesis de que nos movemos hacia una situación en la que los cimientos de la sociedad jerárquica no serán una permanente centralización del poder, sino la estandarización de ciertas formas de desempoderación de la socialización, de la toma de decisiones y de los valores. Parece extenderse espontáneamente, aunque de hecho solo parece deseable porque lo que está ausente en el contexto social se nos impone.

Pero--- ¿jerarquías descentralizadas? Esto suena a diálogo Zen. La jerarquía es la concentración del poder en manos de unos pocos, ¿cómo puede ser descentralizada?

Para que esto tenga sentido, volvamos a la concepción de Foucault del panóptico. Jeremy Bentham diseñó el panóptico como un modelo para hacer las cárceles y los lugares de trabajo más eficaces; es un edificio circular en el que todas las habitaciones se abren hacia un patio, para que puedan verse desde una torre de observación central. Lxs internxs no pueden ver lo que pasa en la torre, pero saben que pueden ser obervadxs en cualquier momento, para que internalicen esta vigilancia y control. En una palabra, el poder nos ve sin mirar, mientras que lxs observadxs miran sin ver.


Panóptico

En el panóptico, el poder ya se basa en la periferia en vez de en el centro, ya que el control es principalmente mantenido por lxs propixs internxs [6]. Lxs trabajadorxs compiten para ser capitalistas en vez de para crear una causa común como clase; lxs fascistas promueven relaciones de opresión de forma autónoma, sin un estado por encima. La dominación no se impone desde arriba sino que es una función de la participación misma.

Simplemente para participar en la sociedad debemos aceptar la mediación de las estructuras determinadas por las fuerzas fuera de nuestro control. Por ejemplo, nuestras amistades cada vez pasan más a través del Facebook, los teléfonos móviles, y otra tecnología que mapean nuestras actividades y relaciones para las corporaciones así como para la inteligencia del gobierno; estos formatos también conforman el contenido de la propia amistad. Lo mismo va para nuestra actividad económica: en vez de la simple pobreza, lo que tenemos son hipotecas y créditos – no somos una clase sin propiedad, sino una clase dirigida por la deuda. Y una vez más, todo esto es visto como voluntario, o incluso como un “progreso”.

¿Cómo es resistir en en este contexto? Todo parecía mucho más fácil en 1917 cuando lxs proletarixs del mundo soñaban con tomar el Palacio de Invierno. Dos generaciones más tarde, lo equivalente parece ser tomar los estudios centrales de la televisión; esta fantasía reapareció en una película de acción de Hollywood en 2005. Ahora, es cada vez más obvio que el capitalismo global no tiene un centro, un corazón a donde dirigir la estaca.

De hecho, este desarrollo es una bendición para lxs anarquistas, ya que cierra las formas de lucha de arriba-abajo. Ya no hay atajos, ni excusas para tomarlos – ya no habrá más dictaduras “provisionales”. Las revoluciones autoritarias del siglo XX han sido dejadas atrás para siempre; si la revuelta tiene que estallar, las prácticas anarquistas se expandirán.

Algunos han dicho que en ausencia de un centro, cuando el mencionado virus es mucho más peligroso que el ataque frontal, la tarea ya no es elegir el objetivo correcto sino la de popularizar la nueva forma de luchar. Esto aún no ha ocurrido, quizás porque es simplemente que lxs anarquistas aún no han desarrollado una forma de hacer que le parezca a los demás práctica. Cuando demostremos soluciones concretas a los problemas propuestos por el desastre capitalista, quizás éstas serán seguidas.

Pero esto tiene truco. Estas soluciones tienen que resonar más allá de cualquier subcultura particular en una era en la que cualquier innovación genera instantáneamente y es contenida por una subcultura. De alguna manera tienen que rechazar e interrumpir las formas de participación esenciales para mantener el orden, tanto el predicado sobre la integración como el predicado sobre la marginación. Tienen que garantizar a la gente inmediatamente sus necesidades a la vez que levantar deseos insurgentes que lleven a otro sitio. Y si adelantamos soluciones que no vayan a la causa de nuestros problemas – como hicimos hace una década – solamente estaremos vacunando al orden establecido contra la resistencia de esta generación.

Cuando se trata de soluciones contagiosas, quizás los disturbios en Grecia del 2008, durante los que todos los bancos fueron incendiados, fueron menos importantes que las prácticas diarias en Grecia de okupación de edificios, y la toma y redistribución de alimentos, y sacarlos públicamente fuera de la lógica del comercio. O quizás los disturbios fueron igualmente importantes: no sólo como un ataque material al enemigo, sino como un festival que afirma una radicalidad diferente de ser.


Desestabilización de la sociedad: doble o nada

En los 1990s, el capitalismo parecía eminentemente estable, sino inasible. Lxs anarquistas fantaseábamos con disturbios, catástrofes, y colapsos industriales precisamente porque parecían imposibles y porque, en su ausencia, parecían que sólo podían ser una cosa buena.

Todo esto cambió comenzando en septiembre de 2001. Una década más tarde, las crisis y las catástrofes son demasiado familiares. La noción de que el mundo está llegando a su fin es prácticamente banal; ¿quién no ha leído un informe sobre el cambio climático y se ha encogido de hombros? El imperio capitalista está obviamente sobreextendido y pocos aún creen que vaya a durar para siempre. Por ahora, sin embargo, parece ser capaz de utilizar estas catátrofes para consolidad su control, pasando los costos a lxs oprimidxs. [7]

En tanto que la globalización intensitica la distancia entre las clases, algunos desniveles entre naciones parecen estarse igualando. Las estructuras de apoyo social en Europa y en los EE.UU. están siendo desmanteladas en tanto que el crecimiento económico se va a China y la India; los Guardias Nacionales que sirvieron en Iraq están siendo desplegados en los EE.UU. para mantener el orden durante las protestas de las cumbres y los desastres naturales. Esto va en línea de la tendencia general desde las jerarquías estáticas y espaciales hacia nuevos medios de mantener las desigualdades dinámicos y descentralizados. En este nuevo contexto, las nociones del siglo XX sobre el privilegio y la identidad son cada vez más simplistas.

Nuestros enemigos de la Derecha ya han movilizado su reacción contra la era de la globalización y la descentralización. Lo podemos ver a través de los Tea Party en los EE.UU. y en los movimientos nacionalistas de toda Europa y en el fundamentalismo religioso en todo el mundo. Mientras que Europa occidental se ha aglomerado en torno a la Unión Europea, Europa del Este se ha balcanizado en decenas de naciones-estado que dejan a los fascistas capitalizar el descontento popular. El fundamentalismo religioso es un fenómeno comparativamente reciente en Oriente Medio, habiendo tomado el relevo de los fracasados movimientos de “liberación nacional” seculares como reacción exagerada al imperialismo cultural Occidental. Si permitimos que los proponentes de la jerarquía monopolicen la oposición al orden establecido, lxs anarquistas simplemente desapareceremos de la historia.

Otros ya han desaparecido de la misma. Según las clases medias son erosionadas en Europa [8], los partidos de izquierda tradicional van muriendo con ella, y los partidos de derechas están tomando el terreno que pierden.

Si la Izquierda continúa cayendo en su extinción, el anarquismo será lo único que quede en pie para lxs radicales [9]. Esto abrirá un espacio en el que podemos hacer causa común para todxs lxs que hayan perdido la fe en los partidos políticos. ¿Pero estamos preparadxs para combatir contra el capitalismo global por nosotrxs mismxs, sin aliados? Escalar el conflicto es una apuesta: en cuanto atraigamos la atención del estado, tenemos que jugar a doble o nada, intentar movilizar lo suficiente el apoyo popular para esquivar el inevitable contraataque. Todos los disturbios tienen que ser seguidos de una campaña mucho más amplia, no de una retirada a la sombra – una dura recomendación de cara a una retirada y a la represión.

Quizás sería mejor si la historia se moviera lo bastante despacio para tener tiempo para construir un movimiento popular masivo. Desgraciadamente no tenemos elección. Preparadxs o no, la inestabilidad que queríamos para nosotrxs está aquí; o cambiamos el mundo o pereceremos con él.

Así que llega el momento de tratar estrategias fundadas sobre el estancamiento del status quo. Al mismo tiempo, la crisis nos tiene encerradxs en un presente perpetuo, reaccionando a los continuos estímulos en vez de actuando estratégicamente. En nuestra capacidad actual, poco podemos hacer para mitigar los efectos de las catátrofes capitalistas. Nuestro trabajo es iniciar la reacción en cadena de la revuelta; deberíamos evaluar todo lo que tenemos a esta luz.

En este contexto es más imporante que nunca no vernos a nosotrxs mismxs como lxs protagonistas de la insurrección. El cuerpo social existente de anarquistas en los EE.UU. es lo bastante numeroso como para catalizar levantamientos sociales, pero no lo bastante numeroso como para mantenerlos. Como un compa de Void Network nunca se cansa de decir: “Nosotrxs no hacemos la insurrección. Nosotrxs organizamos; todo el mundo es quien hace la insurrección.”

Este nos pide mucho de nosotrxs mismxs. Diez mil anarquistas queriendo llegar tan lejos como Enric Duran, el santo patrón de los morosos, podría ser una fuerza real, que tome recursos para crear infraestructuras alternativas y haciendo un ejemplo público de desobediencia que se extienda lejos y mucho [10]. Esto traería el “dropping out” (la auto-marginación) a una nueva era. Es aterrorizador imaginar llegar tan lejos – pero en un mundo en colapso, el terror nos espera tomemos el camino que tomemos.

Todx la/el que haya participado en un black block sabe que lo más seguro es estar en el frente. Doble o nada. 


Devuelve el golpe. Combate la paz social 

Conclusión: los placeres prohibidos

Basta de estrategias. Había una exigencia de Days of War, Nights of Love que no puede cumplirse en ninguna forma dentro del capitalismo: la idea de que la vida inmediata puede ser intensa y gozosa. Expresamos esto en nuestra concepción de resistencia como aventurerxs romántics capaces de cumplir todos los deseos producidos pero nunca consumados por la sociedad de consumo. A pesar de todas las tribulaciones y los corazones rotos de la década pasada, este reto aún se muestra como la esperanza en el fondo de la caja de Pandora.

Seguimos teniendo esta exigencia. No nos resistimos simplemente a nuestra obligación o hábito o a la sed de venganza, sino porque queremos vivir plenamente, realizar la mayoría de nuestro potencial sin límite. Somos revolucionarixs anarquistas porque parece que no hay forma de encontrar qué significa esto sin al menos alguna lucha.

A pesar de tantos momentos duros que pueda conllevar, nuestra lucha es una persecución de la felicidad – para ser más precisxs, es una forma de generar nuevas formas de gozo. Si perdemos de vista esto, nadie se nos unirá, ni deberían. Divertirnos no es simplemente algo que debamos convertir en estratégico, para ganar adeptxs; es una indicación infalibe de si tenemos o no algo que ofrecer.

Mientras la austeridad se convierte en la palabra fetiche de nuestros dominantes, los placeres disponibles en el mercado serán cada vez más artificiales. La ida hacia la realidad virtual es prácticamente una admisión de que la vida real no – y no puede – cumplirse. Debemos probar, descubriendo los placeres prohibidos, que apunten a otro mundo.

Irónicamente, hace diez años esta petición sensata fue el aspecto más controvertido de nuestro programa. Nada pone a la gente más a la defensiva que una sugerencia de que pueden y deben divertirse: esto dispara toda su vergüenza cuando fracasan en hacerlo, todo su resentimiento hacia quien creen que deben de estar monopolizando el placer, y destaca un nuevo puritanismo además.

En Fragments of an Anarchist Anthropology [pdf], David Graeber especulaba que:

Si alguien quiere inspirar un odio étnico, la forma más fácil es concentrarse en las formas raras y perseverar en las que el otro grupo asume la persecución del placer. Si alguien quiere enfatizar la concordancia, las similitudes con este grupo, la forma más fácil es señalar que también sienten dolor.

Esta fórmula le es trágicamente familar a cualquiera que haya visto a lxs radicales caricaturizarse unxs a otrxs. Declarar que has experimentando un placer celestial – especialmente en algo que viola realmente el régimen de control, como robar en una tienda o combatir a la policía – es una invitación a que lxs demás te desprecien. Y quizás esta fórmula también explique porqué lxs anarquistas puedan unirse cuando el estado asesina a Brad Will o a Alexis Grigoropoulos pero no podamos dejar a un lado nuestras diferencias para luchar igualmente con fiereza por lo vivo.

La muerte nos moviliza, nos cataliza. Lo que nos recuerda a nuestra propia mortalidad nos libera, nos permite actuar sin miedo – por eso más aterrorizador que la posibilidad de que podamos vivir nuestros sueños, es algo que esté verdaderamente amenazando nuestras vidas. Si sólo supiéramos que el mundo se estuviera acabando, seríamos capaces de arriesgarlo todo – no sólo porque no tendríamos nada que perder, sino porque no tendríamos ya nada que ganar.

Pero si queremos ser anarquistas, tenemos que asumir la posibilidad de que nuestros sueños pueden hacerse realidad – y luchar de acuerdo a ellos. Vamos a tener que elegir la vida sobre la muerte de una vez, el placer sobre el dolor. Vamos a tener que comenzar.

José de molina: obreros y patrones

La financiación de los partidos políticos en España: corrupción y deslegitimación


A día de hoy, la clase política pasa por un momento de crisis de confianza que tiene su reflejo tanto en las encuestas al respecto realizadas a la población como en la bajada de participación en los diferentes comicios electorales. Uno de los factores que más ha podido influir en esto es la creciente idea del aprovechamiento económico, legal e ilegal, que los políticos hacen del poder democrático. Conocer las vías y tipos de financiación a través del marco legal establecido, el itinerario seguido por el dinero que termina en las arcas de los partidos políticos, o de sus afiliados; o los diferentes casos de corrupción unidos a este aspecto, constituyen la base de este artículo orientado a dotarnos de argumentos sólidos que nos ayuden a construir el discurso alternativo libertario actual.

Descarga el artículo de David Ordóñez pinchando aquí: http://estudios.cnt.es/analisis-estudios-no-2/

Trabaja compra consume muere



El deseo y la utopía recuperada (A propósito de Fourier). ENRIQUE CASTAÑOS ALÉS


El deseo y la utopía recuperada (A propósito de Fourier)

La incidencia del maquinismo, si bien por una parte impulsó extraordinariamente el desarrollo de la técnica y de las fuerzas productivas, por otra originó el mayor desdoblamiento individual y colectivo del que se tiene noticia en occidente, lo que no sería más que la caída en un complejísimo proceso alienatorio que aún no ha concluido. Este fenómeno de la alineación, aparecido en el proceso mismo del trabajo en la industria, fue perfectamente entrevisto por autores como Fourier y Proudhon, por el Marx de los Manuscritos y por Kropotkin y otros autores anarquistas, y supuso una ruptura definitiva y compleja sobre aquel tipo de trabajo que realizaría el artesano medieval. Los operarios de los pequeños talleres medievales reconocíanse por entero en los productos que elaboraban, considerándose el acabado del objeto, no solamente como algo perfecto, sino también como algo enteramente creado por un solo individuo. Esta armónica relación entre sujeto y objeto comenzaría ya a descomponerse durante los tiempos bajomedievales, pudiéndose seguir todo este proceso a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, hasta que, por fin, adquirirá carta de naturaleza en los primeros decenios del siglo XIX.

En los tiempos modernos, cuando tiene lugar la transformación de la industria por medio de la cooperación simple y de la manufactura, y, más señaladamente, una vez que triunfe en toda regla la revolución en la industria y se consolide el régimen capitalista, entonces, el productor no se reconocerá ya en su producto, el obrero no se encontrará en el trabajo que realiza, tendrá lugar un extrañamiento, un distanciamiento total y absoluto entre el trabajo y quien lo ejerce: los objetos ya no son elaborados por entero por un solo individuo, sino que pasan por muchos de ellos antes de su acabado final, teniendo lugar una división técnica y social del trabajo altamente desarrollada, con el consiguiente extrañamiento que ello produce en el obrero, limitándose éste ya, solamente, a la fabricación de una sola de las partes del objeto a producir, esto es, interviniendo tan sólo en una fase de la producción, siendo necesarias muchas fases y la concurrencia de un elevado número de individuos en cada una de ellas para que tenga lugar, después de un largo proceso, el acabado del objeto. En este objeto final no se reconoce el obrero, habiendo él tan sólo intervenido en una sola de las fases de su elaboración técnica, muy al contrario de lo que ocurría durante la Edad Media.

Paralelo a este fenómeno de la alineación se situaría el de la apropiación capitalista de los medios de producción, es decir, que éstos, de manos del obrero o artesano, como ocurría en los siglos medievales, van a pasar a manos del capitalista, incurriéndose de esta manera en una contradicción tan crasa entre la producción social y la apropiación capitalista, que dará origen a un fuerte antagonismo social, antagonismo que se expresa en la lucha entre el proletariado y la burguesía. También este fenómeno encontraría una exposición clara en otro de los fundadores del materialismo histórico, Federico Engels, sobre todo en algunas de las páginas de su obra Del socialismo utópico al socialismo científico.

Pues bien, una vez que el industrialismo mostró su verdadero rostro, una vez que sus desastrosas consecuencias y secuelas quedaron al descubierto, no faltaron espíritus atentos, observadores de la realidad, que se lanzasen a la tarea de indagar las causas de tales males e intentaran ponerles remedio. Es así que la utopía socialista aparece como consecuencia directa de la industrialización.

Entre estos autores se situará Charles Fourier (1772-1837), auténtico profeta del dolor que nuestro tiempo viene deparándonos.

Yo no sé si Engels exageró al decir de Fourier que «maneja la dialéctica con la misma maestría que su contemporáneo Hegel», pero de lo que sí que estoy seguro es que en Fourier encontramos al crítico más mordaz, más penetrante e incisivo, más riguroso y exacto del mundo recién salido de la Revolución Francesa.

Partiendo de una valoración crítica de la sociedad francesa posrevolucionaria, a través de un detenido análisis crítico de la opresión en la historia, como se explicita en su Teoría de los cuatro movimientos, Fourier acomete la parte negativa de sus escritos, la crítica a la civilización (período en el que, según él, nos encontramos y que se caracteriza por practicar un tipo de industria «fragmentaria y grosera») y al trabajo en la era industrial. Ahora bien, el concepto de civilización es un concepto ilustrado, y la crítica que de él hace Fourier se inserta plenamente en su ruptura con el espíritu de las luces. Es el espíritu de la Ilustración, con su exaltación de la razón, del progreso y de la historia, el marco adecuado para que la noción de «deseo», clave en el universo fourieriano, y la consiguiente crítica a la civilización y al trabajo en la industria, hallen su cumplida expresión en la obra de Fourier. Esta posición de rechazo, comparada por un autor de nuestros días al «destino propio de los navegantes modernos», trae consigo el «olvido absoluto», desdén total por todo lo que rezume civilización.

Es la noción de trabajo derivada del concepto ilustrado de civilización, sobre la que descargará Fourier su acerba crítica. Frente a un trabajo considerado en su aspecto estrictamente económico, como actividad humana productora de lo real, en el que el espíritu de la Ilustración distingue tanto su función objetiva, transformadora de lo real, como su función espiritual, es decir, como principio de la autorrealización del hombre; frente a una noción de trabajo como lo que articula la diferenciación y la confrontación de un sujeto y un objeto, Fourier propone un modelo económico en el que la actividad productiva del hombre se despliega en un contexto transubjetivo y pasional. Más aún, es contra la filosofía de la cultura y la historia implícita en la determinación ilustrada de la función espiritual del trabajo, contra la que se rebela Fourier. Aquélla consideraba en la función subjetiva del trabajo dos momentos determinantes: de una parte, el principio de individuación yoica (el yo kantiano, como ha sido puesto de manifiesto por Eduardo Subirats, no es más que un yo lógico, aquel que mediante su función sintética determina al sujeto empírico como un objeto: no es más que pura actividad cognitiva y trabajadora que no reconoce otra realidad que la lógicamente constituida. Este sujeto trascendental kantiano, que no es otro que el sujeto burgués de la dominación, se define como un puro fantasma lógico); de otra, aquel que se refiere al destino de las pasiones (Hegel). Por lo que al segundo principio se refiere, el trabajo, aparte de actividad formadora y reproductora de lo real, aparece también como una manifestación libidinal, pasional. El deseo que con él coexiste, se presenta, sin embargo, reprimido, canalizado, dirigido. Es este orden fisiológico que impone sobre el cuerpo el que resume en definitiva la función espiritual del trabajo. Hegel descubrirá estos mecanismos, sobre todo el concerniente a la carga libidinal propia del proceso de trabajo, haciendo constar que la esencia de nuestra cultura no es otra cosa que la negación del deseo, su constreñimiento, la asfixia de lo económico-libidinal por lo económico-político. Pero la constatación de Hegel se opera en función de los vuelos de la razón, mientras que la constatación fourieriana remite exclusivamente al amordazamiento del deseo. En Hegel, el deseo y la pasión son simplemente medios; en Fourier son un fin. Hay que liberar al deseo por el deseo mismo: hay que liberar las pasiones y dejarlas fluir en su infinita multiplicidad, por lo que ellas mismas significan.

En Utopía y subversión, libro no suficientemente conocido de Eduardo Subirats      —de algunas de cuyas páginas he tratado de hacer una apretada síntesis, en lo que respecta a la relación entre el pensamiento de Fourier y el de Kant y Hegel—, podemos ver muy claramente que el deseo al que Fourier hace referencia    —que a primera vista no parece representar más que la alteridad de las instituciones, de la economía política, de la historia—   parece presagiar un mundo pasional en el que el despliegue de las pasiones y los gustos sólo podría realizarse en un espacio y un tiempo históricos. Pero el hecho de que el deseo sea oprimido no significa que sea suprimido. La armonía pasional, la posibilidad del deseo, sólo pueden encontrar su marco de realización en un espacio y en un tiempo históricos. Este deseo, social, político, económico, se constituirá en fuerza capaz de trastocar el orden moral del trabajo, de la civilización, amenazando y subvirtiendo todo el estado de cosas existentes. De esta manera, el destino de las pulsiones sufrirá la misma suerte que los mecanismos de producción y reproducción.

Son las pasiones productivas, nos dice Fourier, las únicas permitidas en civilización, mientras que existen otras pasiones, tan legítimas como aquéllas, que se encuentran reprimidas, reducidas a un estado de aprisionamiento que sólo les permite un desarrollo vicioso. La tarea de liberar estas últimas constituye una empresa fundamental para acceder a fases superiores de la evolución social. Así, de la misma manera que las pulsiones parciales de la sexualidad infantil amenazan con desarticular y descomponer la organización centralizada de la sexualidad madura, como descubriera Freud a raíz de la polimorfia del cuerpo infantil, también las pasiones reprimidas amenazan, con su libre desarrollo, el estado general del sistema, pudiendo constituir su liberación el despedazamiento del actual sistema de producción, del trabajo, la razón y el progreso.

El contenido subversivo del deseo en Fourier permite poner en relación su pensamiento con el de Sade, como de hecho lo ha puesto de manifiesto Pierre Klossovski, pero teniendo en cuenta que, aun cuando tanto Sade como Fourier ejerzan su virulenta crítica contra el constreñimiento y la uniformidad del deseo en nuestra sociedad, denunciando un comercio sexual corrompido, un placer al que no se le reconoce ningún derecho por sí mismo, constituyendo, en el caso de Sade, la sodomía el acto antigregario por excelencia y la forma más patente de rebelión contra lo existente, orden dado este último que convierte las relaciones sexuales entre los individuos en meros actos de procreación, lo cierto es que el autor de La philosophie dans le boudoir manifiesta una actitud trágica y pesimista al no reconocer ninguna salida al estado actual de cosas, mientras que en el caso de Fourier despréndese de sus escritos una visible esperanza, cuando nos habla de la inminente regeneración de los seres humanos mediante el infinito despliegue y multiforme variedad de todas nuestras pasiones. Las novelas de Sade constituyen un continuo fracaso en lo que a posibilidad de realización de la virtud se refiere, explicitan un endémico mal congénito a nuestra naturaleza, como si la brutalidad, la ferocidad, la violencia y el crimen fueran nuestro único estado natural. Fourier, por el contrario, no vio a la naturaleza humana como intrínsecamente inclinada hacia el mal, ya que, en un medio adecuado, podría desarrollarse libremente.

Más, mucho más que destellos o atisbos geniales, al decir también de Engels, es lo que hallamos al leer los escritos de Fourier. Él sabía del carácter ilusorio de un progreso que iba dirigido contra el cuerpo del hombre. Él sabía, al igual que poco después Proudhon, del engaño que se escondía tras la voluntad general de Rousseau y su ideal de democracia burguesa. Tampoco desconocía la despersonalización que trae aparejado el trabajo en la industria, hasta el punto de erigirse en esencial a la misma, incapaz de sustraerse de ella (nos referimos, por supuesto, a algo que tan sólo en nuestra época aparece en toda su desnudez, aun cuando ya pudo ser atisbado por Fourier en su tiempo, es decir, al desmoronamiento del equilibrio psíquico del hombre contemporáneo, al reiterado asalto que sobre su vida afectiva e íntima emprende un poder abstracto que, ayudado de la estandarización del trabajo en la gran industria, convierte a los sujetos en grotescas sombras de lo que verdaderamente representan. La nadidad del momento presente, por tanto, como la más acabada expresión de la armoniosa relación entre el Estado y el Capital). De ahí su crítica a la civilización, de ahí su crítica al trabajo en este régimen de desigualdad material y miseria espiritual. Su rebelión contra el espíritu de la Ilustración fue completa. En el desarrollo de una razón poderosa y omnipotente no veía más que vaciedad y despotismo. Esa razón no poseía más que una lógica, y ella es la de la dominación. Esa razón no sabe de indecisiones ni de esperanzas. Es poder y sólo poder, poder que es dominio y gobierno. Y de los gobernantes ya dijo Sófocles, por boca de Creonte, que no tienen tiempo de ocuparse de problemas personales. Hay una razón, no obstante, que impera sobre todas las demás, y ella es la razón de Estado, tanto si nos referimos al Estado liberal burgués como si nos referimos al estatalismo comunista de una sociedad planificada. Ambos tipos de organización social descansan sobre una moral del trabajo que estará de acuerdo, en lo sustancial, en el ahogamiento y asfixia de la autonomía de los sujetos.

La utopía de Fourier, que, por encima de disquisiciones y razonamientos sobre el significado de lo utópico, no es más que un situarse más allá de la realidad que nos constriñe, pero sin dejar de tener bien puestos los pies sobre la tierra, no es que no sea científica, es que no pretende serlo. Sin embargo, la sociedad armónica que nos describe, nos resulta más valiosa, más aprovechable, que esas utopías comunistas con visos de cientificidad que lo subordinan todo a la colectividad soberana. Fourier no necesita imaginar una sociedad futura matemáticamente calculada para que tuviera todas las probabilidades de verificarse en la historia. No era su intención dar una detallada relación de los pasos a efectuar, de las condiciones objetivas o subjetivas necesarias a la acción revolucionaria. Fourier sabe que estas directrices, esta normativa apaga la capacidad de decisión de los individuos, únicos dueños de su propio destino. A él le importa más erigirse en conciencia crítica, advertir de los peligros que encierra la racionalización económica y la uniformidad colectiva. Es utópico en la medida en que no cree en la ciencia, en la medida en que no cree en un progreso que comporta la deshumanización, en la medida en que piensa que técnicas y máquinas acarrean opresión y servidumbre. A Fourier le gusta descorrer la máscara de que se cubren las, aparentemente, grandes empresas. Fourier es uno de los grandes destructores de mitos de la historia del pensamiento.

En Fourier hay un no rotundo a la autoridad, al Estado, a las instituciones, trátese de la familia, del matrimonio o de la propiedad. En sus escritos se afirma lo individual frente a todo aquello que lo reduce a la nada. Por eso no es partidario del igualamiento propio del rebaño. ¿Podría conservarse la riqueza de las diversidades particulares, la pluriformidad de esos átomos que son los individuos, según Bakunin, en una sociedad reductoramente igualitaria? No vaya a derivarse de ello que Fourier concede al individuo una libertad de actuación (= apropiación) ilimitada, ya que, si algo se propone Armonía es la coexistencia del interés colectivo y del interés individual.

Fourier es un visionario y, como todo visionario, es un hombre que sueña. Pero su ensoñación utópica no se queda ahí, infinitamente alejada de nosotros, como un modelo o meta inalcanzable; a él, mejor que a nadie, podría aplicársele la frase de Joseph Dejaque: «¿Qué es la utopía? Una realidad no realizada pero realizable». Fourier quiere saber de alegrías sin fin, de placeres sensuales y culinarios, de atracciones apasionadas, de cuerpos que contengan vida y no sean prisiones, de seres libres que sepan lo que es el amor y la crítica. Fourier, en definitiva, añora un mundo donde sea posible la armonía.